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Professor Advisordc.contributor.advisorLabrin Elgueta, José Miguel
Authordc.contributor.authorOrellana Legal, Naomi 
Authordc.contributor.authorVergara González, Cristián 
Staff editordc.contributor.editorInstituto de Comunicación e Imagen
Admission datedc.date.accessioned2015-10-28T18:59:17Z
Available datedc.date.available2015-10-28T18:59:17Z
Publication datedc.date.issued2012
Identifierdc.identifier.urihttps://repositorio.uchile.cl/handle/2250/134730
General notedc.descriptionMemoria para optar al título de Periodistaen_US
Abstractdc.description.abstractEsta premisa de Judith Bultler pareciera resumir la crítica esencial que ha dado origen a tema de este trabajo. Con la misión de salir al mundo como comunicadores sociales, hemos decidido sumergirnos, por última vez como estudiantes, en aguas profundas y generar un cruce entre el trabajo periodístico y la teoría política. Sin embargo nuestra propuesta va un poco más allá y también más acá. ¿A qué nos referimos con el nombre de “Células de producción política y cultural”? y ¿Por qué nos interesa reconocer y citar la perspectiva teórica, más allá del enfoque periodístico? Partamos por la primera. Cuando hablamos de “células de producción”, necesariamente nos referimos a la capacidad de generar iniciativas organizadas en pequeños grupos, desde una postura tanto más radical, respecto de los circuitos a los que “pertenecen”. No solo incomodando, alterando, cuestionando las formas de la política oficial, sino sobre todo de la forma en que se articula esa política de la que son constitutivos, esa “micropolítica”. Una política que decide serlo, que no necesita pedir permiso, ni la legitimación de otros para existir. Esa política al alcance de todos. Este concepto de política, se acerca mucho más a lo que entendemos como “lo” político, que a “La” política. Lo político, a diferencia de “La” política ignora las exigencias canónicas de “La” política para existir. No se restringe a unas categorías o a unos espacios concebidos de antemano para su realización. De esta forma lo político no estaría condicionado a un tipo específico de acción, sino que a la posibilidad que se abre en constantes irrupciones. Pensar también la política como irrupciones, no significa admirar de un modo fetichista el “espontaneismo”, como señala cierta crítica seudomarxista. Entender la palabra “irrupción” como sinónimo de “nacimiento”, como un punto entre la nada y un algo, es no ver, el proceso anterior y la “gestación” de ese nacimiento, o como señala Rancière: “…es por ello que sólo existe en determinados momentos, esto no quiere decir que se dé mediante destellos fugitivos sino mediante la construcción de escenas de dissensus. (2) Detrás de lo político y sus irrupciones, existe cierta “gestión” (tomando prestado uno de los conceptos favoritos del mercado), puesta en relación con las posibilidades de lo político. Una gestión capaz de convertirse en acción propiamente política, lejos de la frivolidad del marketing, y más cercana a una forma de comunicación política. Una acción ligada la construcción de momentos, de productos, de experiencias, capaces de irrumpir, de rasgar las concepciones establecidas. La elección del objeto es absolutamente subjetiva y tiene que ver con la decisión de articular una postura crítica que nos permita abordar ciertas experiencias de producción política y de producción cultural, que podríamos asumir como radicales. Actores sociales capaces de cuestionar, en una búsqueda constante de modos para burlar la máquina normalizadora. Esta tarea no es fácil. La democracia liberal entendió, mucho antes que ellos, que su futuro estaría determinado, por su capacidad de reprimir, abortar o cooptar las iniciativas incómodas. Tal como señala Zizek: “Hoy en día, cada vez más, el aparato cultural económico mismo, para reproducirse en las condiciones de competitividad del mercado, no sólo precisa tolerar, sino directamente incitar efectos y productos de choque cada vez más fuertes. Nuevamente aquí, como el dominio de la sexualidad, la perversión ya no es subversiva: los excesos chocantes son parte del sistema mismo, el sistema se alimenta de ellos para reproducirse a sí mismo”. (3) Nuestra necesidad académica, en cierto sentido también algo radical, tiene mucho de estética. De necesidad estética. Entendiendo “los actos estéticos como configuraciones de la experiencia, que dan cabida a modos nuevos del sentir e inducen formas nueva de la subjetividad política”. (4) ¿En qué lugar y qué condiciones encontramos en el contexto actual a este tipo de organizaciones? ¿De qué maneras actúan, se mueven, persisten? ¿Resisten? ¿Cómo instalan una postura de subversión, en un contexto de mercado globalizante y multicultural? Es necesario primero, sortear varias dificultades. Primero necesitamos generar una estrategia propia donde combinemos la pregunta periodística con el ensayo político estético. Como parte de nuestra búsqueda, encontramos que nuestra inquietud académica está muy relacionada con el campo de estudio de Slavoj Žižek. Aun cuando nuestra perspectiva de estudio, que es el periodismo, no sea la misma de Žižek quien proviene (se puede decir) de la filosofía, encontramos en su producción teórica un modo de acercarse y relacionarse con los fenómenos políticos y estéticos actuales que nos parece sumamente acorde con nuestro objeto de estudio y con la crítica que queremos plantear. Podríamos decir que, en alguna medida, Zizek, es capaz de investigar la cotidianidad con la teoría y la cotidianidad de la teoría pensando el “capitalismo” como revolución cultural, como “La” gran revolución cultural. Desde esta mirada se podría decir también que asumimos cierta postura feminista, tomando el feminismo como una herramienta teórica en constantemente en fuga, capaz de mutar sobre sí misma. Desde esta incomodidad, creemos, somos capaces de afrontar el “margen”, la “radicalidad”, la “periferia”, la “disidencia”, sin caer presos del atractivo que nos genera. Ahora, asumiéndonos desde una perspectiva más local podríamos hacer referencia a los movimientos de la Escena de Avanzada en Chile y las posvanguardias de los 80’s, abordadas ampliamente en los estudios de la teórica Nelly Richard, quien analiza desde el campo de la crítica cultural, el accionar de movimientos articulados a partir del desmarque de los discursos oficiales, tanto de la derecha dictatorial como de la lucha épica y nostálgica de la izquierda opositora al régimen. Nos interesa, más que la dualidad, el movimiento entre lo mainstream y lo underground, lo oficial y lo autogestionado, ser capaces de presentarlas como estrategias de relación. Se trata de “pensar la política a partir de objetos de la filosofía, develando la producción y el rendimiento que eso mismos objetos tienen. Si queremos, por ejemplo, enfrentar al capitalismo actual, debemos detenernos en el lenguaje que este instala y propone, para no separarnos de una realidad política que sigue completamente en la historia de individuos y de grupos que han luchado por su emancipación. Pero esta emancipación no tiene por qué ser únicamente aquella que se está en las manos de actores sociales específicos, como los trabajadores por ejemplo. Más que buscar a un sujeto político específico de la emancipación, vale la pena más bien examinar situaciones prácticas configuradas por grupos específicos, pero liberadas de delegaciones y representaciones de diversos poderes”. (5) Desarmar las estrategias con las que estos grupos operan en relación con el entorno quiere decir que observaremos y analizaremos el modo en que sus discursos políticos se hacen presentes en la disputa por lo político a través de estrategias y producciones políticas. A su vez, estos productos de los que hablaremos, están confeccionados dada una articulación, un encuentro -más o menos feliz- entre lo que se dice y se piensa, entre lo que se hace y muestra. Ver cómo lo político se desenvuelve también estéticamente. Tomar conceptos como “lo político” y “lo estético” puede parecer engorroso. Sin embargo nos parece necesario. Por un lado sentimos la necesidad de abrir un espacio, dentro del periodismo, en el que sea posible abordar “la realidad” desde una mirada, una postura periodística cruzada por una perspectiva teórica, y viceversa. Más que nada, porque la perspectiva teórica, también forma parte del contexto. Una mirada, incluso más oficial que radical. Hacer dialogar conceptos provenientes de la filosofía y la teoría con experiencias concretas y actuales, nos parece sumamente útil para abordar una mirada política, más allá de la anécdota. Tal como Žižek usa la teoría del espejo de Lacan para analizar filmes de Hitchcock, queremos trabajar con autores como Rancière, Critchley y Richard para conversar con las organizaciones que analizaremos. Nos interesan, en tanto quiebres de la lógica de sentido común, evidenciar sus propios quiebres como parte constitutiva de su devenir radical. Como parte de una construcción de sentidos y contrasentidos. Más que la historia (con minúscula), es la interpretación personal de un fragmento de unos pocos, que desde sus propias trincheras y con sus propias armas -más o menos eficaces- han sorteado o se han constituido por vez primera en el escenario político contemporáneoen_US
Lenguagedc.language.isoesen_US
Publisherdc.publisherUniversidad de Chileen_US
Type of licensedc.rightsAtribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Chile*
Link to Licensedc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/cl/*
Keywordsdc.subjectEnsayoen_US
Keywordsdc.subjectPeriodismoen_US
Títulodc.titleMicroestrategías desobedientes: célula de procucción política radicalen_US
Document typedc.typeTesis


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