El proyecto se origina en el interés personal de poner en valor la inmensa riqueza del
patrimonio natural que posee Chile en los despejados cielos de la II región de Antofagasta:
330 noches estrelladas al año y escasa humedad atmosférica es una condición única y
excepcional en el mundo que permite realizar observaciones astronómicas privilegiadas.
Situación que se ve amenazada por el ritmo de crecimiento acelerado del país y la
contaminación lumínica que aumenta exponencialmente en nuestro territorio, circunstancia
que afecta la labor científica astronómica y atenta contra el derecho universal de observar
las estrellas y un cielo limpio (Declaración de la Palma, 20 de Abril del 2007). Conscientes
de esta problemática y conscientes de que la visión de la luz de las estrellas ha sido
y es una inspiración para toda la Humanidad, que su observación ha representado un
elemento esencial en el desarrollo de todas las culturas y civilizaciones, y considerando
que la contemplación del firmamento ha sustentado a lo largo de la historia muchos de
los avances científicos, la arquitectura puede jugar un rol fundamental en su valorización,
reconociendo un patrimonio natural que conceda una experiencia única al hombre moderno
y lo vincule con la herencia cultural de sus antepasados: la observación del Cosmos.