Abstract | dc.description.abstract | “El trabajo del arquitecto se confunde con el del jardinero: desbrozar, preparar el terreno, escoger las especies y
sembrarlas de forma organizada, cuidando después de que el paso del tiempo haga bien su trabajo” (Ábalos&Herreros).
Según la Organización de las Naciones Unidas, para el año 2030, más del 60 por ciento de la población mundial vivirá en las ciudades, casi el doble de la cantidad actual y el triple de la de 19501. Se estima que los nuevos habitantes se localizarán principalmente en los centros urbanos de países en desarrollo donde se ha presentado un crecimiento veloz y poco controlado, subrayando la importancia de que las ciudades implementen estrategias para proteger el entorno natural. Conforme crecen las ciudades aumentan las necesidades de alimentos de las familias urbanas. En la mayor parte de las ciudades el índice de pobreza asciende al 30% y está aumentando, en consecuencia, cada vez más personas tienen dificultades para tener acceso a los alimentos que necesitan.
En su histórico arraigo con la vida rural, los campesinos trasladan sus costumbres y tradiciones al ambiente urbano, desarrollando, entre otras actividades, prácticas derivadas de la agricultura, similares a las que realizaban en su lugar de origen. Éstas, debido a las condiciones del nuevo contexto se vieron desplazadas a espacios urbanos reducidos como solares, jardines, terrazas y azoteas, incluso áreas sobrantes y suelos de mala calidad o terrenos periféricos de mayor tamaño destinados a pequeños huertos y a la cría de animales de granja. Ellos ejercen de manera informal, la llamada Agricultura Urbana y Periurbana (AUP).
Asegurar el suministro de alimentos apropiados a las zonas urbanas, incluyendo su producción a nivel urbano y periurbano y, proporcionar la información adecuada y capacitación a todos los interesados, comprendidos los consumidores urbanos, es un desafío de primer orden. Las necesidades son cada vez mayores en términos de suministrar orientación técnica a las instituciones e individuos interesados.
Estamos en un periodo de profunda crisis medioambiental, desde que los intereses humanos se confrontaron con las barreras naturales, la relación hombre- naturaleza va en franco desequilibrio, para muchas personas la naturaleza está al servicio de sus intereses, y no es más que un continente del cual se puede extraer todo el contenido, y abocar todos los residuos sobrantes. El poblador rural o el suburbano con escasos recursos, bajos ingresos, incertidumbre laboral y un cada vez más limitado acceso a oportunidades, requiere un esfuerzo muy especial de los gobiernos, instituciones y agencias, y de toda la Región en forma global. El desarrollo y la apropiación de tecnologías es parte de uno de los mandatos recibidos por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. A través de este proceso, que incluye capacitación y transferencia de tecnologías aptas para las condiciones socioeconómicas de los países, se intenta promover el desarrollo de herramientas que permitan mejorar las condiciones de vida, e incrementar el ingreso y la alimentación.
El presente trabajo busca reconciliar y devolver la conciencia y la practica agroecológica del campo a la ciudad, este proyecto se enmarca en la capacitación y desarrollo de la agricultura en la ciudad, de modo de concientizar sobre la importancia de la naturaleza en nuestra existencia.
El centro de capacitación y desarrollo de agricultura urbana (CCDAU) es un proyecto que nace de una necesidad de la comunidad, para poder emprender hacia un futuro con más y mejores oportunidades, ligando y potenciando la agricultura con la realidad social y cultural de la ciudad. | |