El proyecto nace de la necesidad de la ciudad de Santiago de contar con un Centro de Convenciones de una magnitud adecuada, que permita la realización de eventos internacionales, para así participar en la red planetaria de relaciones entre países que actualmente propicia el fenómeno de la globalización.
El Centro de Convenciones internacionales, debe ser entendido como un referente propio de la metrópolis contemporánea, ya que depende fundamentalmente de los sistemas de movilidad que conectan a la ciudad con el mundo. Por esta razón surge como un hito urbano, símbolo del encuentro e intercambio de medios tecnológicos, conocimiento, cultura, economía y negocios.
Así es que los principales fundamentos de diseño del proyecto, se basan en reconocer un lenguaje urbano relativo a la globalidad, a la evidente metropolización de las ciudades que implica a que el espacio urbano se someta a los sistemas de movilidad. En este sentido el proyecto ha sido concebido como una gran vitrina, que proyecta desde su interior el encuentro y la dinámica de la actividad que allí se lleva a cabo, convirtiéndose para el nómada metropolitano en un sistema de referencia que cobra relevancia al ser apreciado desde el espacio de los flujos. Así para Santiago, el centro de convenciones es un hito reconocible en los principales accesos de la capital., y además es una forma de incentivar el desarrollo de actividades de esparcimiento en zonas geográficas de importancia fundamental.