Abstract | dc.description.abstract | Uno de los principales temas de debate en torno al rol del Estado ha sido cómo contribuir “al desarrollo de los territorios en coherencia con los procesos de descentralización” (Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo, SUBDERE, 2009a:2). La inserción territorial de los sistemas de producción impacta sobre la estructura social asociada a los territorios, resultando en una marcada diversificación entre las regiones del país. Aún cuando se pueden reconocer regiones político-administrativas que son más homogéneas en cuanto a su estructura productiva, Chile se caracteriza por un mapa productivo altamente zonificado, que no se condice con la división política-administrativa de las regiones
Debido a las especificidades de los diferentes sectores económicos, en cuanto al tipo de tarea y características ocupacionales requeridas, es de esperar que la división económica sectorial asociada a áreas específicas (minería en el norte, forestales en el sur, agroindustria en el centro-sur, salmonicultura en la región de Los Lagos etc.) sean fuentes de segmentación de la estructura social. En los últimos 20 años, Chile ha duplicado su ingreso per cápita y ha disminuido los niveles de pobreza a casi la tercera parte, sin embargo los niveles de desigualdad han persistido en el tiempo. Este desarrollo no ha sido homogéneo a través de todo el espacio geográfico del país y es fácil reconocer áreas específicas donde el crecimiento económico se ha concentrado. Así, mientras por ejemplo el producto per cápita de la región de Antofagasta es similar al de países desarrollados con U$ 27.061, parecido a Nueva Zelandia, la región de la Araucanía se compara con Namibia con un PIB per cápita de U$ 6.167 (Levin, 2009). La persistencia de la desigualdad a través del tiempo y sus características heterogéneas a través de las regiones se ha ido transformando en una creciente preocupación para las políticas públicas en el país. Así, la SUBDERE declara que “introducir una perspectiva territorial constituye un parámetro para una equitativa distribución de oportunidades y beneficios de la acción colectiva, como premisa para el desarrollo regional” (2009a:18). Comprender entonces desde el punto de vista teórico y empírico cómo la heterogeneidad productiva asociada a espacios territoriales específicos afecta a la estratificación en las regiones es clave para una adecuada formulación de estrategias de desarrollo regional. Para entender este fenómeno, es preciso analizar a la estructura social y productiva que subyace al crecimiento sin equidad y se debe examinar el impacto de la distribución y organización económica sobre la estratificación. Es decir, cómo la distribución espacial de los factores productivos como el capital, el trabajo, y la tecnología inciden sobre las características territoriales de la estratificación.
A pesar de la larga tradición que existe en los estudios sobre estratificación en el país, y con excepción del trabajo desarrollado en el marco del Proyecto Desigualdades para la SUBDERE a fines del 2009, y del cual el autor de esta tesis fue parte del equipo1, hasta la fecha no existen estudios que se hayan realizado a nivel regional y que permitan examinar la desigualdad y las oportunidades de manera comparada. | es_CL |