Los caminos del Inca: un estudio acerca de la variabilidad de los sistemas viales durante el período tardío entre Tarapacá y Atacama
Professor Advisor
dc.contributor.advisor
Uribe Rodríguez, Mauricio
Author
dc.contributor.author
Palacios Hernández, Erika
Staff editor
dc.contributor.editor
Departamento de Antropología
Admission date
dc.date.accessioned
2014-01-27T12:48:06Z
Available date
dc.date.available
2014-01-27T12:48:06Z
Publication date
dc.date.issued
2012
Identifier
dc.identifier.uri
https://repositorio.uchile.cl/handle/2250/115268
General note
dc.description
Memoria para optar al Título Profesional de Arqueóloga
Abstract
dc.description.abstract
Se sabe que los incas lograron una integración política y económica del actual
territorio chileno al Tawantinsuyu reflejada en una gran cantidad y variedad de
restos materiales y en la toponimia local que perdura hasta nuestros días (Castro
et al. 2004; Latcham 1938; Le Paige 1958; Mostny 1949; Uribe 1999-2000). Si bien
es cierto que en el territorio del Collasuyu no levantaron grandes estructuras con
una arquitectura tan elaborada como en otras regiones del Imperio1, la presencia
de una gran cantidad de sitios asignables al período Tardío, expresan un concreto
manejo de los rasgos infraestructurales incaicos, siendo su principal interés la
explotación minera y el acceso a una gran diversidad de ambientes geográficos.
Hasta hace unas décadas atrás, el período Tardío se estudiaba como un horizonte
homogéneo donde sus atributos materiales podrían replicarse uniformemente a lo
largo de todo el Imperio. Sin embargo, recientes trabajos en las distintas
provincias, principalmente del Noroeste Argentino, Norte Grande y zona Central de
Chile, han demostrado que la dominación fue mucho más heterogénea de lo que
se pensaba, con un dominio fragmentario, donde las evidencias materiales
(cerámicas, arquitectónicas, viales, etc.), las formas de anexión, los intereses y su
relación con los grupos conquistados avalan la diversidad por sobre la
homogeneidad (Bray 2004; Berenguer 2007; Hyslop 1992; Raffino 1981; Tarragó y
González 2005; Uribe y Adán 2004; Williams y D’Altroy 1998). Esto habría
generado variados escenarios e identidades donde la redefinición del paisaje
permitió a los incas introducir a la población local en una nueva realidad
“incanizada”, instaurando un nuevo orden social, manteniendo una cohesión y un
dominio sin violencia real