Abstract | dc.description.abstract | La Organización de las Naciones Unidas para Alimentación y Agricultura - FAO viene pasando por un profundo proceso de restructuración tendiente a involucrar otros actores en la lucha contra el hambre, entre los que se cuenta la sociedad civil, con que la Oficina Regional de FAO para América Latina y el Caribe (FAO/RLC) ha promovido una significativa aproximación desde el año de 2006.
El presente estudio de caso busca comprender los aspectos que han favorecido el acercamiento entre esa Oficina de FAO y las organizaciones de representación rural (ORR) de la Región, identificando los aspectos que condicionan el fortalecimiento de esa relación, basado en las expectativas y opiniones de ambas partes acerca de los aprendizajes y desafíos.
La metodología de la investigación es de carácter descriptivo cualitativo y se centra en un conjunto de entrevistas a representantes de FAO/RLC y de ORR. El marco conceptual incluye temas relacionados a ciudadanía, participación, sociedad civil, gobernanza relacional, entre otros.
Los resultados de la investigación muestran que tanto FAO/RLC como las ORR han destinado buena parte de los esfuerzos en conocer a la otra parte, abriendo camino para el establecimiento de reglas formales e informales de acercamiento, articulación, negociación y trabajo. La motivación para emprender estos esfuerzos está en que cada uno persiga sus intereses con transparencia, pero sobre todo enfocándose en un objetivo común, como es la seguridad alimentaria y nutricional.
La relación involucra dos actores que en general presentan grandes diferencias de empoderamiento para la articulación política, desde aspectos vinculados a disponibilidad de información y recursos económicos, hasta la apertura por parte de los gobiernos. La mayoría de los entrevistados consideran que todo espacio que promueva esa relación debe contemplar el acompañamiento cercano de los gobernantes e imparcialidad en la convocatoria de ORR.
Las dificultades económicas que enfrentan las ORR pueden interferir en la generación de una agenda de trabajo y diálogo junto a la FAO, que hasta ahora ha sido financiada por la propia agencia, pero que está siendo objeto de revisión tras la reducción de presupuesto de FAO en el marco de su reestructuración.
A pesar de los avances en la relación, se percibe una debilidad muy grande en el flujo de información entre los dirigentes en los diversos niveles de representación rural, más evidente a nivel nacional y local. La formación y capacitación de ambas partes sería un buen aporte para el establecimiento y consolidación de la relación, sin embargo, lo imprescindible es la frecuencia de reunirse, dialogar y trabajar juntos, lo que al menos en el ámbito regional se ha estado practicando.
Los mayores desafíos se encuentran a nivel nacional. La agenda de la sociedad civil incluye temas polémicos, cobra resultados y genera ruidos, provocando cierta incomodidad en la tradicional relación que la FAO mantiene con los gobiernos. Sin embargo, la nueva FAO tiene como reto encontrar el equilibrio en el trabajo con estos actores y los gobiernos, colocándose en una posición de articulador entre partes, lo que permitiría contribuir a un mayor compromiso de todos en alcanzar la seguridad alimentaria y nutricional en la Región. | en_US |