Sentido y forma de vida: acerca de vivir en un circo tradicional
Professor Advisor
dc.contributor.advisor
Duarte, Cluadio
Author
dc.contributor.author
Lasnibat, Milenko
Staff editor
dc.contributor.editor
Facultad de Ciencias Sociales
Staff editor
dc.contributor.editor
Escuela de Postgrado
Admission date
dc.date.accessioned
2014-06-10T18:08:15Z
Available date
dc.date.available
2014-06-10T18:08:15Z
Publication date
dc.date.issued
2013
Identifier
dc.identifier.uri
https://repositorio.uchile.cl/handle/2250/116309
General note
dc.description
Magíster en Cs. Sociales con mención en Sociología de la Modernización
General note
dc.description
No autorizada por el autor para ser publicada a texto completo
Abstract
dc.description.abstract
Cuando se reconoce la palabra “circo” en una frase emitida por alguna persona, nadie se pregunta qué habrá querido decir con el uso de semejante término. Toda duda –en caso de darse— remitirá a otros componentes de su sentencia, pues, a grandes rasgos, cualquiera sabe de qué se trata el circo. Así, cuando se escucha hablar a alguien sobre “espectáculos circenses” es claro, de cierta forma, a lo que se refiere. Payasos de colorido maquillaje, valientes trapecistas, o malabaristas con habilidades extraordinarias son, entre muchas, algunas impresiones de las que se compone la intuitiva comprensión que cada cual tiene respecto del circo tradicional. De ahondar un poco más en ella, probablemente se arribará a imágenes más complejas, que llaman la atención acerca del carácter jovial o la forma de vida itinerante de los artistas circenses. Más allá de los distintos matices de ese contenido, parece claro que la forma en que viven quienes forman parte del circo tradicional es diferente al del resto de las personas. De acuerdo, por ejemplo, al colorido de las imágenes asociadas al circo, podría afirmarse que una y otra manera de vivir comparten escasos elementos, ya que el júbilo y la forma lúdica con que se mueven quienes se desempeñan en una carpa de circo, difícilmente se reconoce entre quienes pasan la mayor parte del tiempo en una oficina o en una sala de clases. El problema es que desde otra perspectiva pero echando mano a ese mismo repertorio, puede llegarse al veredicto contrario, sosteniendo que en uno y en otro caso se trata de idéntico asunto, en el entendido de que los artistas circenses, así como cualquier persona, deben trabajar para poder vivir