La presente memoria da cuenta del desplazamiento urbano que han
protagonizado los sectores de altos ingresos que habitan la ciudad de Santiago,
capital del país. Y cómo en los últimos años han traspasado el límite urbano
alejándose cada vez más del centro de la metrópoli, para asentarse,
principalmente, en condominios cerrados ubicados en comunas adyacentes al
Gran Santiago. Este crecimiento desregulado y disperso ha sido permitido por la
poca intervención del Estado, quién decidió dejar en manos del mercado la
planificación urbana. Como consecuencias de esta decisión se encuentra el
aumento de la segregación social y la pérdida del concepto de ciudad como un
espacio compartido de integración e intercambio cultural que propicie el bien
común de la sociedad que la habita.