Abstract | dc.description.abstract | Las metrópolis chilenas han casi duplicado sus superficies construidas los últimos treinta años, especialmente durante la última década. Este rápido y generalizado proceso de urbanización genera cambios en los usos y coberturas de los suelos naturales (bosques, matorrales y humedales), agrícolas y forestales, deteriorando el estado y funcionamiento ambiental de estos territorios (Romero y Vásquez, 2005a). Autores como Pauleit et al., (2005) señalan que los efectos ambientales de la urbanización son diferentes dependiendo del tipo de uso urbano que se analice, lo cual esta muy asociado a parámetros tales como densidad de las construcciones, porcentaje de superficies impermeables y tipo de actividad que se desarrolla. Este trabajo analiza los resultados observados en el Gran Santiago, concluyendo que los efectos ambientales producidos por las áreas urbanas de alta densidad son más marcados sobre las cubiertas vegetales y las temperaturas superficiales y que las áreas de baja densidad urbana se recuperan como consecuencia de su consolidación paisajística al cabo del tiempo, lo que obliga a establecer intervenciones de las políticas públicas sobre los sectores de menores ingresos para evitar la injusticia socio-ambiental (Romero y Vásquez, 2005b). | en |