Naturaleza y artificio: paisaje fúnebre en la provincia de El Loa
Author
dc.contributor.author
Benavente Aninat, María Antonieta
Admission date
dc.date.accessioned
2014-03-21T14:39:59Z
Available date
dc.date.available
2014-03-21T14:39:59Z
Publication date
dc.date.issued
2001-08
Cita de ítem
dc.identifier.citation
Anales de la Universidad de Chile. Sexta Serie, Nº 13, 2001. pp. 1-6.
en_US
Identifier
dc.identifier.uri
https://repositorio.uchile.cl/handle/2250/122025
Abstract
dc.description.abstract
"Advierte Louis Hartecoeur[1] que una de las características del
período prerromántico es el triunfo del jardín de tipo inglés (le
jardín pittoresque), de planteamiento irregular y con un importante
espacio para elementos fingidos, como las ruinas (1946:tu:40). En
este ambiente se plantea a los cementerios y estructuras
funerarias de nuestra área de estudio. Obviamente aquí la
denominación de jardín, no es la propiamente europea, repleta de
vegetación con matices otorgados por los diversos verdes, con
sus arboledas propias. Sin embargo, podemos señalar que la
vegetación fundamentalmente arbolada está dada para la región
por lo inmensos chañares, pimientos, algarrobos y uno que otro
arbusto, achaparrado de color marrón - otorgado por el polvo que
acarrean los vientos de la zona. En este ámbito, las tumbas y
diminutas esculturas, aparecen, como símbolos que manifiestan
los individuos ante la muerte. Podríamos señalar que son
invenciones artísticas, pensadas reflexivamente ya que
concretizan ideas, pensamientos que poseen los individuos
referente a dos aspectos: la vida por un lado y los bienes
materiales por el otro. Son éstos a los que la persona se aferra.
De ellos elige el signo fúnebre que lo va a representar en el
momento de su muerte y por siempre. Esto nos permite
reflexionar que a pesar de lo simple que pueda ser el lugar del
sepulcro, existen un conjunto de códigos conceptuales tan
significativos como persistentes en la mente de los individuos y
sus comunidades.referente teórico del cual obtienen los patrones
mortuorios traspasándolos a la iconografía fúnebre que le exige el
ámbito cultural en el que se ven insertos. Iconografía que es
universal, no surge de la nada, sino que es consensuada, la que
sí se traslada de una manera sincrética, es decir es un "melange"
entre lo que esta aceptado para esos efectos pero adecuado al
contexto del individuo. Porque sí son sepulturas que pertenecen a
una persona real, antítesis de los antiguos enterramientos
intramuros, que se localizaban al interior de las iglesias rurales
de Chiu - Chiu, Lasana, Conchi y San Pedro de Atacama.