Abordamos en este artículo una dimensión que nos parece central para la
comprensión de los vínculos coloniales del Estado de Chile con el pueblo
rapanui: la lepra. Este “mal” jugó un papel político esencial: articular un
estado de excepción, donde los derechos civiles de los rapanui quedaron
anulados. La lepra, bajo ese contexto, permitió al Estado transformar a
Rapa Nui en una “cárcel”, y al leprosario en una “cárcel dentro de la cárcel”.
Veremos cómo la comunidad bregó contra esta arbitrariedad, y también
cómo un sector de la elite política chilena, relegado en Pascua, impugnó ese
estado de cosas.