El uso recurrente de las palabras “antisocial” y “antisociales” en los medios chilenos
dejó de ser patrimonio exclusivo de la crónica roja, para aplicarse también en la
criminalización de las protestas sociales y en general de las manifestaciones de
ruptura con el orden establecido. En cambio, la prensa exime de estos términos
al ex dictador Augusto Pinochet y a otros connotados violadores de los derechos
humanos que cometieron conductas antisociales, lo mismo que a pedófi los
y estafadores de cuello y corbata. La asignación de los vocablos “antisocial” y
“antisociales” es discriminatoria y clasista, confi rmando así que los discursos
traducen palabras y a la vez acciones, para confi gurar, en este caso, signifi caciones y
dispositivos mediáticos atados al poder que operan para la exclusión.