Abstract | dc.description.abstract | Este anuario da cuenta del primer año de labores de la Iniciativa Bicentenario de Revitalización de las
Humanidades, las Artes, las Ciencias Sociales y las Ciencias de la Comunicación en la Universidad de
Chile. Pero este primer periodo de ejecución está precedido por largos cinco años de diseño y discusión
del proyecto que ahora se está llevando materialmente a cabo. Desde sus inicios, a mediados del
año 2006, hasta la partida formal de la Iniciativa, en noviembre de 2010, esta construcción ha tenido
dos signos fundamentales: la prioridad puesta en el desarrollo académico y la participación de la comunidad
universitaria triestamental.
Por cierto, el proceso no ha estado exento de tensiones y conflictos, y no puede ser de otro modo si se
consideran, por una parte, las transformaciones profundas a las que apunta —cambios en las formas
de vida universitaria y en los modos de asumir los desafíos del conocimiento y de su pertinencia social—
y, por otra, las demandas de una comunidad que entiende su pertenencia a la institución como
ciudadanía universitaria.
En razón de esto último, y en nuestra calidad de directores de la Iniciativa Bicentenario, queremos
expresar nuestro reconocimiento a las más de doscientas personas que han contribuido en este primer
año, a través de comisiones y grupos de variada índole e integración, a la realización de las diversas
actividades del proyecto.
Precisamente a través del diálogo y el debate hemos concebido, en conjunto, el desarrollo de estas áreas
poniendo el énfasis en los más altos niveles de calidad, en la proyección internacional (con una atención
privilegiada hacia el medio latinoamericano), en la renovación y la innovación epistemológica y
metodológica, y en una vinculación creativa con el medio social y los intereses ciudadanos.
Este desarrollo supone también el mejoramiento de los espacios en que se desenvuelve la vida y el
trabajo universitarios; un modelo de gestión integrada de campus; el incremento del acervo bibliográfico,
audiovisual y documental, y la provisión de los medios tecnológicos que aseguren las mejores
condiciones de trabajo para académicos, estudiantes y funcionarios.
Es un proyecto, entonces, que abarca todas las dimensiones institucionales y este desafío, para el cual
no se encuentran precedentes, hace de él un caso ejemplar que acentúa la responsabilidad que implica.
No es solamente una responsabilidad que se agota al interior de los muros de la Universidad de Chile.
Se extiende también a las otras universidades estatales que tienen proyectos similares al nuestro (de
Tarapacá, de Valparaíso, de Talca, de la Frontera y de Magallanes) y en general a todo el sistema estatal,
y, por cierto, a la educación pública y al país en su conjunto, debido a la significación que las humanidades,
las artes, las ciencias sociales y las ciencias de la comunicación tienen para todo lo que concierne a
los intereses del desarrollo humano y del compromiso ciudadano. | |