El autor analiza la distinción entre lo subjetivo, lo objetivo y lomayoritariamente subjetivo; y las dificultades que genera confundir uno con el otro en el contexto de una sociedad que se considera pluralista y democrática. De este modo, el autor busca enunciar cómo puede operar un Estado que requiere del consenso mayoritario entre sus ciudadanos –al menos en cuanto a una forma de gobierno determinada- y a su vez respetar su libertad de conciencia y permitir el flujo constante de ideas y valores contrapuestos; hallando la respuesta en la necesidad de una constante exigencia de negociación y argumentación racional de los fundamentos que inspiran la acción de cada integrante.