Más allá de la solidaridad : una radiografía al trasplante y la donación de órganos en Chile
Professor Advisor
dc.contributor.advisor
Bonnefoy Miralles, Pascale
Author
dc.contributor.author
Sáez Chacoff, Constanza
Author
dc.contributor.author
Valladares Vásquez, Javier
Staff editor
dc.contributor.editor
Instituto de Comunicación e Imagen
Admission date
dc.date.accessioned
2015-08-05T18:14:12Z
Available date
dc.date.available
2015-08-05T18:14:12Z
Publication date
dc.date.issued
2015-04
Identifier
dc.identifier.uri
https://repositorio.uchile.cl/handle/2250/132423
General note
dc.description
Memoria para optar al título de Periodista
en_US
Abstract
dc.description.abstract
En los últimos cinco años el Estado chileno ha fomentado a través de políticas públicas una cultura de la donación de órganos en el país. En 2010 se promulgó la Ley 20.413, conocida como la Ley del Donante Universal, que cambió las condiciones en que una persona era considerada como donante y buscó mejorar el panorama adverso que vivía el país a nivel de donación, ya que desde 2007, la cifra de personas que donaba sus órganos iba en descenso. De hecho, 2010 fue el año con menos donantes efectivos de las últimas dos décadas, con tan solo 93 casos.
Ese mismo año y al alero de esta ley se creó la Coordinadora Nacional de Trasplantes, ente gubernamental encargado de coordinar y gestionar los trasplantes de órganos a lo largo del territorio nacional, labor que hasta esa fecha era responsabilidad de la Corporación del Trasplante, una ONG surgida a comienzos de los 90 que cumplió ese rol por casi 20 años.
Sin embargo, y pese a la implementación de estas iniciativas, la cifra de donantes efectivos en el país sigue siendo baja. De cada millón de personas, anualmente tan sólo siete se convierten en donantes. Esto ubica a Chile en el cuarto lugar de Sudamérica a nivel de donantes efectivos, debajo de países como Uruguay, Argentina o Brasil. En consecuencia, el panorama sigue siendo adverso para las cerca de 1.370 personas que están a la espera de un riñón, un pulmón, un hígado, un corazón u otro órgano vital para continuar con sus vidas.
Uno de los motivos que explican esta situación proviene precisamente de la ley promulgada en 2010, vigente hasta hoy. El mandato dicta que toda persona mayor de 18 años es donante de forma automática, y si no desea serlo debe expresar su voluntad ante notario. Sin embargo, el estatuto señala que la última palabra sobre donar o no los órganos recae siempre en la familia del posible donante, y en este punto las cifras tampoco son alentadoras: en la mitad de los casos la respuesta es un no.
A la falta de donantes se agregan otros obstáculos relacionados con el sistema de trasplantes y los procedimientos propios de esta práctica: una institucionalidad central con poco peso dentro del Ministerio de Salud, la falta de recambio a nivel de cirujanos y profesionales especializados en trasplantes, la escasez de camas UCI —que preservan a los potenciales donantes—, y la centralización de los recursos y hospitales que están en condiciones para realizar trasplante.
A cinco años de la promulgación de la ley 20.413 y de la creación de la Coordinadora Nacional de Trasplantes, este reportaje desmenuzará la realidad actual de la donación y trasplante de órganos en Chile y sus principales limitaciones y falencias.