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Professor Advisordc.contributor.advisorPoo Figueroa, Ximena Andrea
Authordc.contributor.authorOrtega Fernández, María José 
Staff editordc.contributor.editorInstituto de Comunicación e Imagen
Admission datedc.date.accessioned2015-08-25T18:21:26Z
Available datedc.date.available2015-08-25T18:21:26Z
Publication datedc.date.issued2014
Identifierdc.identifier.urihttps://repositorio.uchile.cl/handle/2250/133150
General notedc.descriptionMemoria para optar al Título Profesional de Periodistaen_US
General notedc.descriptionEl autor no autoriza el acceso a texto completo de su documento
Abstractdc.description.abstractInternacionalmente la iniciativa de toma de conciencia de los valores patrimoniales surge en forma posterior a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Dentro de esto se puede considerar como un primer paso, la creación de la Organización de Naciones Unidas ONU (1945), que traería consigo a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura UNESCO (1945). Aunque ambos organismos abogarían principalmente por la contribución a la paz mundial, es tras su conformación que el tema patrimonial se pone en tabla, y comienza a adquirir importancia. El clima de destrucción post guerra había dejado al hombre frente a una realidad devastadora. En esta situación, muchos pueblos optaron por buscar refugio en sus raíces, apelando a su propia esencia e identidad. La tregua bélica facilitaría este proceso, y varias naciones comenzaron a apostar por una política de rescate del pasado y re-identificación social y cultural. Sin embargo, es recién en 1965 que emana un avance significativo en la materia, con la creación del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios. Posterior a esto, en 1972 todos los países adherentes de la UNESCO aprueban la "Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural", hoy base de la actual disposición de salvaguarda del Patrimonio Mundial. En Chile la iniciativa de proteger los bienes patrimoniales bajo amparo estatal se remonta a 1925, fecha en que mediante dos débiles decretos (Nº 3.500 y Nº 651) se crea el Consejo de Monumentos Nacionales. Con los años la institución se vio desprovista de un marco legal acorde, por lo que en 1970 se promulga la Ley Nº17.288 de Monumentos Nacionales. Aunque esta ley significaba un avance, no sería hasta mediados de la década de los 90' que el tema adquiriría mayor trascendencia y seriedad, con la creación de una secretaría ejecutiva del Consejo, que luego pasaría a formar parte del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Entendemos el patrimonio como el legado de nuestros antepasados que perdura y evoluciona con la sociedad, este es de alguna forma “historia viva”. Así, la primera motivación que tuvimos para escribir esta memoria, fue el interés por ahondar en los testimonios de un pueblo que pese a contar con el título de Patrimonio Mundial de la Humanidad, creíamos abandonado, de una historia quizás caduca para nuestros ojos en ese entonces. Como cualquier proyecto que indagara en la historia de un lugar, fue necesario establecer con precisión el contexto histórico, social y cultural en el que este se enmarcó. Sin embargo, la semblanza a la que apuntábamos buscaba trascender el mero recuento histórico. Profundizando sobre esta idea, nos encontramos con la particular visión de Pierre Nora, filósofo y académico francés, quien postula un importante punto de vista sobre conceptos que veníamos trabajando "No hay que confundir memoria con historia […] La memoria es el recuerdo de un pasado vivido o imaginado. Por esa razón, la memoria siempre es portada por grupos de seres vivos que experimentaron los hechos o creen haberlo hecho. La memoria, por naturaleza, es afectiva, emotiva, abierta a todas las transformaciones, inconsciente de sus sucesivas transformaciones, vulnerable a toda manipulación, susceptible de permanecer latente durante largos períodos y de bruscos despertares. La memoria es siempre un fenómeno colectivo, aunque sea psicológicamente vivida como individual […] Por el contrario, la historia es una construcción siempre problemática e incompleta de aquello que ha dejado de existir, pero que dejó rastros. A partir de esos rastros, controlados, entrecruzados, comparados, el historiador trata de reconstituir lo que pudo pasar y, sobre todo, integrar esos hechos en un conjunto explicativo. La memoria depende en gran parte de lo mágico y sólo acepta las informaciones que le convienen. La historia, por el contrario, es una operación puramente intelectual, laica, que exige un análisis y un discurso críticos." Este alcance sobre memoria e historia recoge justamente la perspectiva que creímos necesaria para la elaboración del trabajo. Es en la adecuada mezcla de ambos conceptos que encontramos una oportunidad para desarrollar este documento en la forma que esperábamos. El modo de vida practicado en Sewell sería hoy irreproducible, sin embargo existen reminiscencias tan profundas y significativas en su naturaleza que le permiten a esta comunidad seguir trascendiendo a nivel cultural, a pesar de ser ya sólo el recuerdo de un pasado deslumbrante. Los testimonios de sus protagonistas, enlazados adecuadamente con la perspectiva histórica, devienen en el documento que presentamos a continuación.en_US
Lenguagedc.language.isoesen_US
Publisherdc.publisherUniversidad de Chileen_US
Type of licensedc.rightsAtribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Chile*
Link to Licensedc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/cl/*
Keywordsdc.subjectPatrimonio cultural--Chileen_US
Keywordsdc.subjectSewell (Chile)en_US
Títulodc.titleSewell: cultura popular en un pueblo en las montañasen_US
Document typedc.typeTesis


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