Abstract | dc.description.abstract | Esta investigación surgió de la perplejidad y de un asombro absoluto. Comenzó con el caso de Jullisa, una niña que a los diez años quedó embarazada y que a los once se transformó en madre .
La extrañeza venía primero de su edad: tan chica, nos repetíamos. Pero luego la situación, a medida que conocíamos los datos, se presentó más sombría. Había una seguidilla de faltas en la historia de Jullisa; errores y omisiones que terminaron con una menor embarazada a una edad en que la maternidad no es la primera opción.
Ana, su madre, tenía que trabajar todo el día para mantener a la niña. Hacía el aseo en las oficinas de La Moneda. El rol del padre de Jullisa se remitía a entregarle cuarenta mil pesos mensuales. Dadas las circunstancias, a la menor la empezó a cuidar una vecina y su hijo de 14 años la acompañaba en esa labor. Entonces sucedió que los niños se gustaron y tuvieron relaciones sexuales sin protección. Jullisa quedó embarazada.
En el colegio la niña nunca tuvo educación sexual y, cuando le llegó la regla a los nueve años, su madre le habló un poco de lo que esto significaba y la previno de los abusos sexuales. Era la primera vez que la niña escuchaba del tema. En resumen, Jullisa no tenía la más mínima sospecha de que podía quedar embarazada “a la primera” y a esa edad. Pero ocurrió.
Desde ese momento quedó claro que ése debía ser el tema de nuestro estudio. Y es que las interrogantes son muchas: ¿Qué está pasando en Chile con el embarazo adolescente? ¿Qué falta? ¿Qué ha fallado? ¿En qué sectores de la sociedad es más común este fenómeno? ¿Por qué un tópico tan importante como este se aborda tan poco en los medios? ¿Qué pasa con el uso de los métodos anticonceptivos? ¿Por qué es tan habitual hablar siempre de maternidad? ¿Qué pasa con los padres adolescentes?
Las respuestas se fueron dando de manera paulatina. En Chile hay cuantiosas investigaciones sobre el embarazo adolescente que nos ayudaron a vislumbrar el fenómeno, pero faltaba más. Quisimos tener testimonios de jóvenes mujeres y hombres que lo vivieron. Es así como contactamos a seis adolescentes que nos revelaron cómo fue para ellos convertirse en padres a tan corta edad. Luego vinieron las cifras. Ahí reinó, entonces, la preocupación.
Según las Estadísticas Vitales del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), para el año 2005, 35.143 adolescentes se transformaron en madres. En 2006 fueron 36.819 y en 2007, 38.650. En todo ese período, sin embargo, el número de embarazos entre mujeres de 20 y 29 años disminuyó.
Para el caso de las menores de quince años, en tanto, los resultados fueron los siguientes (nuevamente basándose en las Estadísticas Vitales del INE). En 2004, 906 niñas menores de quince años se convirtieron en madres. En 2005, éstas llegaron a 935 y, al año siguiente, se registraron 954. Para el 2007, 955 muchachas, de ese mismo rango de edad, tuvieron hijos. Es decir, el caso de Jullisa no era aislado. | en_US |