Tesis para optar al título de Realizador en Cine y Televisión
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Abstract
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Ensayo sobre un cuerpo perdido es un cortometraje de ficción con tratamiento experimental. El guión es una adaptación al cine de una obra de teatro titulada del mismo modo que fue montada por la compañía de teatro maldito durante el año 2012 y remontada el 2013.
La historia transcurre en el 1994. Silvia es una joven de 21 años que producto de una profunda depresión ha optado por relegarse a una casa rural ubicada en el valle central chileno, propiedad de sus padres. Silvia vive sola, esperando que la distancia de su mundo le ayude a levantarse de la crisis por la que pasa. En este lugar, el único contacto físico que Silvia mantiene con otra persona es Emilio, un campesino de 36 años que trabaja para su padre como cuidador de la casa. Debido a las circunstancias, también se encarga de verificar el estado de Silvia y abastecerla con las provisiones necesarias.
La historia da inicio cuando Silvia decide acabar con su vida y realizar un video de sus últimos días. Este es un testimonio de su día a día y de su mundo interno, aquello que siente, pero que es incapaz de expresar de otra forma. Silvia intenta describir su estado a partir de la rutina que lleva en el lugar, donde su relación con Emilio se convierte en un elemento fundamental de aquello que quiere expresar. El video que Silvia graba con su cámara es a la vez el dispositivo del relato, o sea una narración audiovisual en primera persona.
La familia de Silvia vive en Santiago y solo se mantienen en contacto por los llamados telefónicos que ella constantemente intenta evitar. De esta forma, Emilio es el canal que mantiene la relación entre ambos, cuidándola e informando de su estado periódicamente a sus padres.
En un comienzo la relación entre Silvia y Emilio es distante, ella siente interés por él, pero al entrar en contacto se retrae y genera aún más lejanía. Emilio la ve como alguien frágil de quien debe preocuparse pero también como una especie de autoridad a la que debe acato y respeto. Esta lejanía se estrechará cuando ambos descubren que la cooperación mutua es esencial para sobrellevar esta relación impuesta. Emilio descubre en ella un ser frágil que necesita apremiantemente su ayuda. Mientras Silvia ve en él aquella última persona frente a la que puede sentirse tranquila, una mirada que no la juzga y un cabo que aun la ata a la realidad.
A pesar de ciertas mejorías en el estado de Silvia, la depresión siempre se mueve como un fantasma en su vida, como algo que intenta suprimir pero de lo que no se puede desprender. De esta forma la crisis y sus intenciones de suicidio se revitalizan cuando entiende que incluso Emilio es incapaz de ver en la forma que ella lo hace. Muestra a Emilio el video que ha realizado y su completo desconcierto e indiferencia es la prueba de esto. A pesar de todo, Silvia asume el suicidio de forma estoica, entendiendo en el proceso que es la única manera de comunicar algo y la mejor manera de acabar su testimonio.