La felicidad ha sido considerada un tema relevante desde la antigüedad. Sin embargo, en los últimos años, el estudio del bienestar subjetivo se ha situado como una temática predominante en las disciplinas académicas, adquiriendo una enorme influencia tanto en los discursos públicos como en la en la gestión de las políticas e intervenciones sociales de los organismos públicos. Su progresiva preponderancia como principio orientador de la planificación estatal ha fomentado la resignificación de los parámetros del desarrollo, posicionándolo como un indicador del progreso de un país a la par de los índices económicos