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Professor Advisordc.contributor.advisorTrabucco Zerán, Sergio
Authordc.contributor.authorOrtega Contreras, Paulina Ignacia 
Staff editordc.contributor.editorInstituto de Comunicación e Imagen
Admission datedc.date.accessioned2016-08-04T16:37:12Z
Available datedc.date.available2016-08-04T16:37:12Z
Publication datedc.date.issued2016
Identifierdc.identifier.urihttps://repositorio.uchile.cl/handle/2250/139883
General notedc.descriptionMemoria para optar al título de Periodistaen_US
Abstractdc.description.abstractCasi todas las mañanas al salir de mi casa veo a una funcionaria municipal que riega el pasto en la plaza donde está el paradero. Cuando no la veo me pregunto qué le habrá pasado, por qué no estará ahí. En ese mismo paradero suelo ver a un hombre joven, que parece ser universitario. Los dos tomamos la micro que nos lleva a la estación de metro más cercana. Al bajarnos, caminamos hacia la entrada del metro por donde vienen y van personas. Muchas personas, muchos orígenes, destinos y trayectorias que podríamos proyectar sobre un gran mapa y así ver los cruces, desvíos e intersecciones. Historias de vida, archivos personales, se mueven por la ciudad a toda hora y en todas direcciones. Al lado del torniquete que te permite acceder al andén siempre está el mismo guardia, la cajera de la boletería es la misma los lunes y los miércoles y, no estoy segura, pero es muy probable que sin saberlo varias veces el conductor del tren y yo hayamos coincidido en esa estación de la línea verde y hayamos compartido por media hora un espacio de tránsito, un no lugar. No sé los nombres de ninguna de estas personas. Con algunos -como el vecino universitario- nos miramos sabiendo que ya nos hemos visto antes y que es probable que nos volvamos a ver en los días siguientes, pero ninguno saluda al otro. Es lo que sucede en los lugares de tránsito: hay códigos que raramente se rompen e historias y destinos que desconocemos. En los lugares de desplazamiento urbano se cruzan y se ignoran a diario miles de trayectorias individuales. “La ciudad puede ser vista como una red de túneles llevando personas a diferentes lugares, a distintas velocidades y en distintos tiempos, evitándose unos con otros, minimizando las posibilidades de encuentro” . En los espacios de tránsito -y trance- ubicados dentro de la ciudad se produce un cruce potencialmente infinito de itinerarios, confluyen actos, pensamientos, historias de vida y memorias personales. Entenderemos por espacios de tránsito aquellos lugares, o dispositivos, que conectan un punto con otro de la ciudad. En dichos espacios la comunicación verbal es reducida a su nivel mínimo, primando lo no verbal. Gestos y posturas transitan permanentemente por los espacios donde tienen lugar los procesos de movilidad urbana. La noción de “no lugar”, propuesta por el antropólogo francés Marc Augé, refiere a los espacios característicos de la sobremodernidad, a sitios particularmente contemporáneos, donde anónimos en tránsito coinciden durante un tiempo limitado y tienen la garantía de que jamás volverán a encontrarse. En las ciudades contemporáneas se multiplican los puntos de tránsito y las ocupaciones provisorias. Medios de transporte, estaciones de metro, aeropuertos, supermercados, centros comerciales, hoteles o autopistas tejen una red de trayectorias “que a menudo no pone en contacto al individuo más que con otra imagen de sí mismo.” Humberto Giannini sostiene que la ruta, el espacio de tránsito, es un medio de circulación que cumple con el rol cotidiano de vincular el lugar del ser para sí -o el domicilio- con el lugar del ser para los otros -el trabajo-. Es, por tanto, “el medio primario, elemental de la comunicación ciudadana.” La “reflexión cotidiana” de la que habla Giannini refiere a la rutina diaria que nos lleva de la casa al trabajo, pasando por los lugares de tránsito, espacios que además de ser vistos como medio, funcionan como límite de lo cotidiano. Esto, porque en ellos nos enfrentamos a la “permanente tentación de romper con las normas, con los itinerarios de una vida programada” . La calle es un territorio abierto, siempre, a una infinidad de posibilidades. Durante el lapso de tiempo en el que nos desplazamos nos volvemos anónimos, invisibles. El lugar de tránsito, de flujo, o el no lugar crea una identidad compartida. Generalmente, dicha condición está determinada por una relación que Augé denomina “contractualidad solitaria” y que se materializa a través de elementos tangibles como, por ejemplo, los pasajes de avión, la tarjeta bip o la boleta del supermercado.en_US
Lenguagedc.language.isoesen_US
Publisherdc.publisherUniversidad de Chileen_US
Type of licensedc.rightsAtribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Chile*
Link to Licensedc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/cl/*
Keywordsdc.subjectRelatosen_US
Keywordsdc.subjectViajesen_US
Keywordsdc.subjectTránsitoen_US
Títulodc.titleHistoria de transito : crónicas de un recorrido por biografías itinerantesen_US
Document typedc.typeTesis


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