Arriba del escenario: el negocio de la música en vivo en Chile 1989-2016
Professor Advisor
dc.contributor.advisor
Checa, Laureano
Author
dc.contributor.author
Calderón Sandoval, Javiera Andrea
Admission date
dc.date.accessioned
2016-11-17T19:18:44Z
Available date
dc.date.available
2016-11-17T19:18:44Z
Publication date
dc.date.issued
2016-06
Identifier
dc.identifier.uri
https://repositorio.uchile.cl/handle/2250/141255
General note
dc.description
Memoria para optar al título de Periodista
es_ES
Abstract
dc.description.abstract
Asistir a un megaconcierto es todo un rito. Llegar antes al estadio, hacer una fila interminable y codearse con miles de fanáticos que comparten las mismas sensaciones por ver a su ídolo, son los elementos de la rutina que rodea a un recital. Existe una atmósfera irrepetible más allá del evento mismo, que se traduce en la emoción de por fin escuchar en vivo esas composiciones que por años fueron parte de la cotidianidad. Los conciertos masivos como se conciben actualmente no comenzaron desde cero, sino que se asentaron en un mercado que estuvo congelado durante dieciséis años. Los antecedentes de esta industria pueden rastrearse hasta las décadas de los 50s y los 60s, periodo en que teatros, casinos, cafés y restaurantes eran los escenarios de la capital más utilizados por los artistas internacionales.
El organizador de este tipo de eventos era el denominado "productor de variedades", un antecedente al promotor que existe hoy en día. Era un empresario que gestionaba shows de músicos, humoristas, magos, revistas y funciones de circo.
Artistas como Louis Armstrong (1957), Paul Anka (1960), Bill Halley (1960) y Brenda Lee (1961) fueron algunas de las visitas del espectáculo internacional que recibió el país durante esa época. Pero el principal antecedente para la masividad de estos eventos fue la visita en 1946 que realizó el cantante y actor mexicano Jorge Negrete, quien fue recibido por casi tres mil personas a su llegada a la Estación Mapocho.