“No puedo estar segura” trata sobre el poder de la televisión para moldear la persepcion del entorno desde la perspectiva de una jubilada viuda que, bajo la influencia de la televisión, empezará a sospechar que crímenes horribles ocurren en la casa de al lado. Ante la aparente inoperancia policial y la desconfianza que tiene en los demás vecinos, intentará hacer justicia con sus propias manos, sin imaginar que su impulso justiciero la convertirá en la única delincuente de esta historia, desembocando en un final trágico en que lo único que permanecerá inalterable serán los noticieros, que seguirán teniendo un tema que explotar.