Abstract | dc.description.abstract | La XXXVIII Feria Internacional del Libro de Santiago, FILSA, se desarrolló entre el 25 de
octubre y el 11 de noviembre del 2018 en el Centro Cultural Estación Mapocho, teniendo como
país invitado a Perú. La prensa no dudó en hablar de la “última FILSA”, señalando así la
encrucijada acaso definitiva en que se encuentra el que hasta el año pasado era considerado el
evento más importante del sector editorial chileno. “Feria Internacional del Libro de Santiago
2018 herida de muerte por lucha de poder entre editoriales” titulaba El Mostrador el 2 de agosto,
a tres meses de su inauguración.1 La crisis en la Cámara Chilena del Libro, entidad organizadora
y dueña de FILSA, su descomposición en medio de ánimos irreconciliables, y la reconfiguración
del sector editorial completo, con otras 3 organizaciones del rubro dispuestas a disputar el
mercado, a saber: la Asociación de Editoriales Independientes (EDIN, creada en 1990), la
Cooperativa de Editores de La Furia (nacida el 2011), y la reciente (2015) Corporación del Libro
y la Lectura (conocida como el IV Gremio); terminó poniendo en jaque al Estado que debe
evaluar su soporte financiero a FILSA 2019, lo que en la práctica deja el futuro de la feria
pendiendo de un hilo.
¿Es posible el fin de la FILSA? La Cámara, su dueña, sabe que sí. Ya fue posible el fin de una
feria tan emblemática e histórica como la Feria del Libro Infantil y Juvenil de Providencia, que se
suspendió en junio de 2017 y punto. Hasta ahora ha tenido sentido que un evento como FILSA.
convoque tanto a privados como al Estado, porque hay incluso representaciones diplomáticas
comprometidas con un país invitado de honor. FILSA es posible porque llegada la hora clave,
todos, socios y ex socios, amigos y enemigos, siempre se han sentado a la misma mesa para
organizarla y darle vida. Por el bien superior del libro. Hasta hoy, había sido como en un
matrimonio por conveniencia: the show must go on. Hasta hoy.
Esta es una crónica que en tanto relato periodístico describe, narra y expone la intimidad de la
Feria Internacional del Libro de Santiago, la situación por la que atraviesa la Cámara Chilena del
Libro, su descomposición, y los acontecimientos que han redibujado el mapa del sector editorial
en los últimos años; tratando de responder al cómo y por qué la FILSA llegó al punto terminal
actual, cómo perdió su representatividad. Se trata de mostrar los factores que entran en juego en
esta crisis tanto del evento como de la Cámara, atendiendo también al rol del Estado y a la nueva
realidad del propio sector editorial.
Como investigación periodística tiene el valor de la experiencia personal directa y sostenida, pues
quien escribe ha trabajado y participado de distintas maneras en FILSA desde hace más de diez
años, siendo parte incluso del comité organizador de anteriores versiones del evento. Esa
información además de las fuentes periodísticas y documentales existentes, nutren un relato
sustentado en los testimonios de todos los protagonistas y principales actores del circuito editorial
chileno: directores, gerentes, editores, autoridades, dirigentes y representantes del mundo público
y privado, todos los cuales fueron entrevistados antes, durante y después del evento, entre julio de
2017 y enero de 20182. Este marco temporal propio de la crónica, nos permite disponer en el eje
tiempo los antecedentes trazando su historia pero trayéndonos al presente, a la noticia en
desarrollo, transmitiendo acontecimientos en vivo para posibilitar una lectura y un análisis de lo
que está pasando. Por lo mismo el texto corre por dos carriles, y en torno al relato central se
trenza un diario íntimo de la feria, una bitácora en primera persona escrita desde la cocina de la
FILSA por alguien que ha trabajado en ella, la ha cubierto como periodista, y que en 2017 lo hace
como vendedor calificado del Grupo Editorial Planeta. | es_ES |