Abstract | dc.description.abstract | El contexto de modernidad y globalización actual, ha generado dinámicas sociales que en la vida de los sujetos, son experimentadas como veloces y cambiantes. En este contexto, autores como Zygmunt Bauman (2008) afirman la existencia de una modernidad líquida, que constituye un contexto que afecta directamente la concepción de la educación que se tenía hasta hace pocos años. Así, la modernidad sólida ha quedado atrás y hoy el conocimiento se vuelve dudosamente veraz y duradero, así como la memoria se hace cada día menos útil, pues memorizar conocimientos que pronto quedarán obsoletos, obliga a encontrar nuevos mecanismos de aprendizaje.
La modernidad impone nuevas demandas al sistema educativo y al mercado laboral, pues no es prioridad que las personas solamente tengan conocimientos específicos sobre su área de trabajo, eso se aprende haciendo, sino más bien, hoy es relevante contar con otro tipo de habilidades que permitan a las personas desarrollarse adecuadamente y convertirse en trabajadores que sepan adaptarse a estos contextos cambiantes. Para ello, las llamadas habilidades para el siglo XXI, que si bien no tratan necesariamente de habilidades nuevas o diferentes a las conocidas desde antaño, son habilidades relevadas hoy como fundamentales para aprender a desenvolverse en contextos cambiantes, inestables y con una híper conectividad entre los individuos a nivel global. Entre ellas algunos autores como Pellegrino y Hilton (2012) destacan en tres tipos: las cognitivas, tales como pensamiento crítico, resolución de problemas complejos, creatividad e innovación; las intrapersonales, entre las cuales se pueden mencionar el autocontrol, el auto monitoreo, la perseverancia, la autocrítica y el establecimiento de metas por mencionar algunas; y por último, las interpersonales, que se enfocan en la relación con otros, por lo que destacan entre ellas la comunicación, el trabajo colaborativo, la colaboración, la empatía, ciudadanía, entre otras | es_ES |