Es 18 de septiembre y el Teatro Caupolicán está repleto. Miles de jóvenes llegaron al recinto de Calle San Diego para ver y disfrutar de un espectáculo que va más allá de lo musical. El ambiente está colorido. Sobran banderas y lienzos; parece estadio de fútbol, pero es el Caupolicán. Fuerte suena esa música que, si bien a veces es monótona, enciende a cualquiera, independiente de su clase social, edad, localidad, nacionalidad o raza. Si se está dispuesto simplemente a pasarlo bien, sólo resta una cosa por hacer: bailar.
“Con las manos bien arriba” es una radiografía al movimiento que los medios de comunicación han denominado “nueva cumbia chilena”. Indaga en los orígenes, en especial de las bandas precursoras y cómo éstas fueron creando una escena que partió como proyectos personales.
Apropiación de espacios, empoderamiento, autogestión, colaboración, colectividad, extremo talento, convicción y ganas de ser aquellos que alguna vez miraron hacia arriba del escenario, fueron los ingredientes para que las bandas fueran forjando esta escena. Las letras de canciones, una mezcla de denuncias sociales y vivencias de todo tipo, más una fanaticada pocas veces vista en espectáculos masivos, fueron los complementos perfectos de este estilo musical que los chilenos llevábamos en la sangre, pero que carecía de renovación y sobre todo, rebeldía.
En la voz de sus principales protagonistas, se construye un relato que aborda las más importantes aristas de un movimiento que hoy repleta los escenarios más importantes del país y que poco a poco va aumentando su presencia en destacados espectáculos de la escena musical, tanto nacional, como internacional.