Abstract | dc.description.abstract | justicia social, solidaridad intergeneracional, responsabilidad financiera y sobre todo un profundo compromiso por alcanzar el bien común. Las historias laborales de las personas son una alternativa para conocer la probabilidad que se tiene para contar o no contar con seguridad económica previo al retiro.
La presente investigación pretende responder a: ¿Cuáles son las historias laborales más frecuentes en la población mayor de 60 años de México y Chile, y de qué manera éstas determinan la seguridad económica durante la vejez? De igual manera atiende al objetivo general de realizar un análisis cuantitativo de las historias laborales de los trabajadores de México y Chile, así como entender su impacto en la seguridad económica en la vejez.
Chile y México, se encuentran en un profundo proceso de envejecimiento de su población, resultado, entre diversos factores, a la reducción de las tasas de natalidad, así como el incremento de la esperanza de vida de la población. El concepto de seguridad económica se orienta a la pertinencia de dotar a los adultos mayores de los elementos necesarios para garantizarles las libertades bajo un enfoque pleno de derechos. Por su parte, el concepto historia laboral considera el análisis de los resultados de una sucesión de diferentes episodios, en este caso, bajo dos aspectos: tipo de contratación y la temporalidad en cada empleado registrado.
Mediante un análisis de regresión logístico se identifica que la presencia de una historia laboral en particular, en la última etapa de la vida productiva, incrementa la probabilidad de obtener seguridad económica en una etapa posterior para las personas mayores de 60 años. Mediante el análisis estadístico de los datos de la Encuesta de Protección Social, para el caso de Chile, y del Estudio Nacional de Salud y Envejecimiento, para México, encontramos los siguientes hallazgos.
El 30 por ciento de los chilenos mayores de 60 años, en 2015, se encontraba trabajando con un ingreso en promedio de 330 mil pesos mensuales, la participación masculina es tres veces mayor respecto a las mujeres que trabajan; más del 80 por ciento de los empleados tenían un empleo permanente, en promedio los chilenos han tenido 3 empleos en el periodo de análisis y más de la mitad se encontraba cotizando en algún sistema previsional por el total de su remuneración. En promedio los chilenos trabajan 45 horas.
Por su parte, el 45 por ciento de los mexicanos mayores de 60 años, en 2015, se encontraba trabajando con un ingreso en promedio de 120 mil pesos mensuales ($3,300 pesos mexicanos), la participación masculina es dos veces mayor respecto a las mujeres que trabajan; sólo el 35 por ciento de los empleados tenían un contrato y el 57 por ciento de los empleos son temporales u ocasionales; en promedio los mexicanos han tenido 2.5 empleos en el periodo y sólo el 23 por ciento se encontraba cotizando en algún sistema previsional. En promedio los mexicanos trabajan 46 horas.
Tras el análisis de los datos se infiere que, contar con historia laboral formal, una cantidad superior a la media de años de estudio, así como buen estado de salud y vivir en casa propia incrementa la probabilidad de tener seguridad económica en la población mayor de 60 años para ambos países. Para el análisis de política pública el estudio aporta elementos referentes a la composición del mercado laboral, para este tramo de edad y presenta a la historia laboral como concepto materializado para su interpretación.
En el caso particular de México, el análisis arroja mala calidad en el empleo para la población mayor de 60 años, así como una reducida probabilidad de dotar de seguridad económica, principalmente por los niveles de informalidad y deficiente certidumbre laboral que ofrece el mercado laboral.
Por su parte, Chile destaca su elevada certidumbre laboral resultado de una mayor institucionalización de la formalidad en el empleo, sin embargo, presenta limitantes para dotar a su población de seguridad económica a través de su sistema previsional actual, requiriendo fortalecer mecanismos adicionales como el pilar solidario .
Tras el análisis, en una reflexión más general, resulta importante dotar de incentivos al mercado laboral para fortalecer el empleo de las personas mayores de 60 años, bajo condiciones de formalidad, al tiempo que se fortalece su institucionalización, frente a las iniciativas de incrementar la edad legal de jubilación en ambos países. Así mismo, es prioritario continuar con las estrategias de cobertura e incorporación de la población a los sistemas de salud, que promueven el cuidado preventivo ante las enfermedades crónico degenerativas, como la hipertensión o diabetes, en particular en el segmento de edad del análisis.
En el mismo orden de ideas, resulta fundamental promover acciones que impulsen la adquisición de viviendas por parte de los trabajadores, durante su historia laboral. Así como fijarse de meta que las generaciones venideras tengan garantizada la educación media como un mínimo, sin importar condición socioeconómica o género.
Por último, la seguridad económica y las historias laborales se relacionan directamente con las acciones que realizan los sistemas de pensiones de ambos países, el grado de madurez institucional, así como la cultura de la previsión dentro de las sociedades son determinantes a la hora de analizar las probabilidades de tener generaciones de adultos mayores en condición de seguridad económica, estos elementos no son abordados a detalle en el estudio pero se contemplan de forma transversal dentro del análisis.
La presente investigación pretendió demostrar el manejo de técnicas cuantitativas de análisis de un problema social vigente, tanto en la sociedad chilena como mexicana. Esta primera aproximación abre la discusión del tema. Es nuestra responsabilidad promover el debate de las ideas en un marco democrático e incluyente que posicione la seguridad económica y la historia laboral en la agenda púbica actual, convencido de que es una problemática vigente, prioritaria y relevante para la sociedad actual y las venideras. | es_ES |