Abstract | dc.description.abstract | La paternidad, a través del tiempo, ha sido objeto de estudio y cuestionamiento debido a
los cambios experimentados en la sociedad. Se define como la circunstancia donde un
hombre se convierte en padre, existiendo, por tanto, una relación con su hijo/a. Sin
embargo, dicho concepto comprende múltiples dimensiones. Según Alatorre y Luna, la
paternidad es un constructo que involucra aspectos socio-culturales que dan paso a
prácticas y significados en el vínculo filial (1). En ese sentido, se espera que los padres se
vinculen a través de una paternidad responsable, la cual incluye cuidados en las
dimensiones Psico-emocional, físico-material, educativo, espiritual, entre otras (2). Este tipo
de paternidad reporta beneficios para el bienestar de niño/a durante los primeros años de
vida, la adolescencia y adultez (3). Por otra parte “ser padre” está directamente relacionado
con el “ser hombre”, por consiguiente con el tipo de masculinidad hegemónica que existe
en las sociedades y que se relaciona a la posición de poder del varón, apoyada en la
subordinación de mujeres, diversidad sexual, niños/as, entre otros (4)
Actualmente existe un amplio debate respecto a la incorporación del hombre en la crianza,
cuya polémica no solo se dirige hacia la paternidad responsable, sino -también- a cuestionar
los aspectos que sostienen las desigualdades de género, como son la división social del
trabajo y la masculinidad hegemónica (5). De acuerdo a lo anterior, la evidencia sostiene
que las mujeres se ocupan en mayor medida de las actividades de trabajo reproductivo, no
remunerado y de cuidado al interior de la sociedad en comparación a los hombres, lo que
produce problemas sociales, económicos y de salud importantes para la población. A modo
de ejemplo, estudios señalan que el 68% de las mujeres perciben que la acción de cuidar
perjudica su salud, mientras que existe una alta relación de problemas de salud mental
asociados al cansancio por cuidar (6). Asimismo, las mujeres presentan dos veces mayor
sobrecarga en comparación a los hombres, en desmedro de la satisfacción de necesidades
básicas personales tales como, el descanso, la alimentación y la actividad física (7). | |