Territorio público, decisión y dominio. Apuntes políticos sobre el espacio de lo público, desde la perspectiva de Carl Schmitt.

Abstract

El presente trabajo aborda la relación entre lo político y lo público, contraponiendo la noción liberal de espacio público y la propuesta político territorial de lo público que está presente en el trabajo del jurista alemán Carl Schmitt. La presente tesis ha tenido por hipótesis la siguiente afirmación, “las distintas nociones que de lo político se tiene, determinan la comprensión de la naturaleza del espacio público como espacio neutral o espacio del conflicto”. Identidad y representación son principios de estructura política, son razón de la existencia de la unidad política, del soberano, del espacio público, de la forma política y del Estado, independientemente de la forma política e histórica que éstos tomen. Esto quiere decir que un agrupamiento, en razón de la identidad que resuelva y estatuto que otorgue a la representación, se dará un orden político que le resulte evidente, acorde a la conceptualización que realiza de él mismo y a la imagen del mundo que se forme. En este sentido, no solo habrá un territorio público, sino que podrá haber cuanto territorio de lo público sea posible, en consonancia con lo que se considere como unidad política y a los límites que esta se autoimponga. La propuesta del dispositivo liberal de lo público es política, puesto que aunque éste afirme que se trata de un lugar neutral y natural, a la vez construye una teoría política en base al Derecho que limita la autonomía de lo político. El liberalismo, con su noción de neutralidad de la esfera pública, crea una hegemonía política de lo público, que es determinante para el conjunto de los ámbitos de la vida entre los hombres. Se asienta y domina un territorio público negándose a sí mismo el poder de decisión de su unidad política en la determinación del orden por fuera de la norma, pero da a la norma el poder soberano que le resta a su comunidad. Lo público, siempre será político, aun cuando éste sea considerado, por el liberalismo, como un territorio neutral y universal donde se resuelva la hegemonía de un orden cuya base sea la igualdad de los individuos como hombres, y la afirmación de sus derechos naturales como antecesores a toda cuestión política, haciendo aparecer lo público como un lugar de encuentro en que lo político se desvaloriza en su indiferencia con otros ámbitos. El espacio público siempre será político, pues lo público se constituye del que trata y de lo que trata la cuestión de la decisión y del dominio de un agrupamiento de hombres por sobre otros.