Tejido cultural del paisaje vitivinícola : revaloración de una actividad patrimonial

Abstract

El Valle del Maule constituye un paisaje cultural vitivinícola que está compuesto por diversos patrimonios tangibles e intangibles. Dentro de los cuales, encontramos la tradicional arquitectura del valle central junto a antiguas bodegas vitivinícolas de adobe, los terroir de vid país, el conocimiento sobre los ciclos de la tierra, las tradiciones campesinas ancestrales como la vendimia, las técnicas antiguas de elaboración de vino junto a los elementos utilizados en el proceso, entre otros. Estos componentes han logrado mantenerse en el tiempo, es decir, que las antiguas formas de habitar el campo aún persisten y todavía encontramos personas determinadas a transmitir estos conocimientos del pasado, a generaciones futuras. Sin embargo, no son mayoría y la permanencia del paisaje a futuro se ve amenazada por factores como el deterioro de las bodegas antiguas, la baja retribución económica en comparación al arduo trabajo realizado en el campo, el desinterés generalizado de los habitantes sobre el patrimonio, la disociación entre viñateros que aún trabajan de forma tradicional, la plantación indiscriminada de pino, que deteriora los suelos, los desastres naturales como terremotos, sequías, incendios forestales y el cambio climático que muchas veces obligan a los agricultores a migrar. Estos, conforman la fragilidad del paisaje cultural vitivinícola, que debe ser consolidado a través de su visibilidad y de su valoración en el ámbito patrimonial, cultural, social y económico, para evitar su desaparición. Hoy el trabajo de valoración está siendo efectuado en distintas medidas por parte de diversos actores del paisaje, dentro de los cuales encontramos de forma activa y directa, en términos de organización campesina, a la Cooperativa Agrícola Vitivinícola de Loncomilla. Situada en 85 puntos del paisaje, con más de 850há, la cooperativa fundada en 1959, desde el profesionalismo, ha sabido trabajar la tradicional cepa país para convertirla en un vino calificado y de exportación. Es ahí donde se encuentra la posibilidad de avanzar en la valorización del patrimonio, visibilizando prácticas que vienen desde muy antiguo y potenciando la convergencia entre el pasado y el presente. Para esto, se proyectará la restauración y mejoramiento de infraestructuras existentes, con el fin de consolidar y dar a conocer prácticas que hoy en día permanecen aisladas.