Abstract | dc.description.abstract | La presente Memoria tiene por objetivo analizar las representaciones sociales que tienen
estudiantes universitarios beneficiarios de la BAES sobre el discurso de los estilos de vida saludable
y su relación con las prácticas alimentarias y de actividad física. Para ello se utilizó una metodología
cualitativa, con la cual se buscó, a través del discurso de los universitarios, indagar en las
representaciones sociales que tienen acerca de los estilos de vida saludable; describir las prácticas
alimentarias y de actividad física que declararon tener los mismos estudiantes; y conocer la
interpretación que los jóvenes entrevistados hicieron acerca de sus prácticas en el marco del
discurso de los estilos de vida saludable.
A partir de lo investigado, se puede afirmar que, los estudiantes universitarios beneficiarios de la
BAES, no sólo calificaron positivamente y consideraron necesario seguir asegurando la masividad de
la difusión de los estilos de vida saludable, sino que además, en su relato, manejaron, incorporaron
y ratificaron información que está en concordancia con la suma de conocimientos que este enfoque
hegemónico promulga. En este sentido, los jóvenes entrevistados, al representarse la realidad desde
el discurso producido y reproducido por los dispositivos sanitarios, aseveran que la salud es asunto
de responsabilidad individual, es decir, consideran que a través del autocuidado, o lo que es lo
mismo, desplegando actos voluntarios de cuidado, relacionados principalmente con la alimentación
saludable y la práctica de actividad física, se puede lograr y mantener una buena salud y, a su vez,
se puede prevenir y atenuar los efectos de las enfermedades.
No obstante, al indagar en sus prácticas alimentarias y de actividad física, fue posible detectar una
brecha entre estas últimas y sus representaciones, lo cual dio lugar a sentimientos de culpa e
insatisfacción. Si bien los jóvenes detectaron restricciones que intervienen sobre la posibilidad de
llevar un estilo de vida saludable, destacándose, la falta de recursos económicos, asociada a la
imagen de “alto costo” que tienen sobre la vida saludable, en sus propias palabras, “el que quiere
puede”, es decir, todos los individuos pueden elegir su estilo de vida, ya que es cuestión de tener
“fuerza de voluntad” para emprender una vida saludable. En caso contrario, para los entrevistados,
quienes se desvíen de los comportamientos individuales definidos como idóneos, fueron (des)
calificados como “descuidado/as” y “flojo/as”, todos conceptos que refuerzan la moralización de las
conductas relativas a la salud. Por añadidura, se interpreta que los universitarios si bien repararon
en las restricciones, principalmente económicas, que tienen las personas para elegir su estilo de
vida, desestiman que ellas sean determinantes en la concreción de una vida saludable.
En conclusión, las representaciones sociales de los universitarios sobre el discurso de los estilos de
vida saludable no son congruentes con sus prácticas, pero sí resultan serlo con el modelo neoliberal
y la forma que tiene éste de gestionar la relación entre el Estado y los individuos, todos los cuales
tendrían elección y potencial de alcanzar un óptimo estado de salud por medio de esfuerzos
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