El tercer año del gobierno de Sebastián Piñera fue el primero en que tuvo la oportunidad
de imponer su agenda. Superadas las crisis del terremoto de 2010 y de la irrupción de
desencanto social de 2011, el gobierno de la Coalición por el Cambio pudo haber usado
el año 2012 para dejar una huella en cuanto a la implementación de una agenda de
políticas públicas. Sin embargo, la agenda política muy rápidamente se vio superada
por un ambiente electoral, tanto por las elecciones municipales de octubre como por
la aparición de candidatos testeando aguas para las presidenciales.