A lo largo de los últimos 40 años, Chile ha vivido diversas situaciones económicas como consecuencia de la
contingencia internacional y de las políticas internas imperantes. Dentro de esta historia la última década aparece
como aquella de mayor estabilidad económica, con altas tasas de crecimiento y con notables progresos en
diversas áreas de la economía; el ingreso per cápita ha crecido a más del doble y las tasas de pobreza se han
disminuido a menos de la mitad. No obstante los progresos económicos de los últimos años, el mejoramiento de
desigualdad aparece como una tarea pendiente. Las estadísticas internacionales sitúan actualmente a Chile como
uno de los países con peor distribución de los ingresos en América Latina.
La evidencia muestra que la distribución de los ingresos no parece verse alterada en el corto plazo. Por ello es
que se hace necesario disponer de una serie histórica de medidas de desigualdad que nos ayuden a estudiar el
problema.
El análisis de la distribución de ingresos hoy en día requiere responder a algunas preguntas claves tales como:
¿existen ciclos?, ¿los niveles de desigualdad actuales son distintos a los históricos?, ¿cómo se comporta la
distribución de ingresos frente a shocks macroeconómicos?. En este artículo entregamos algunos elementos
importantes a la discusión.
Los estudios llevados a cabo para analizar la evolución de la distribución de los ingresos en Chile se han
basado principalmente en la encuesta CASEN, la que sólo está disponible para los últimos años y en forma
bianual.
En este trabajo, utilizando la Encuesta de Ocupación de la Universidad de Chile construimos series de
indicadores de distribución de ingresos para el Gran Santiago en el período 57-98. Para ello, se utilizan diversos
indicadores de distribución de ingresos tales como: Coeficiente de Variación, Variación Logarítmica, razón RAZ
y Coeficiente de Gini; y variadas medidas de ingresos, como ingreso familiar, ingreso per cápita, además de la
inclusión de economías de escala al interior de los hogares. A continuación realizamos pruebas de consistencia
para analizar si los cambios experimentados en la distribución de los ingresos son significativos, para lo cual
utilizamos la metodología de Bootstrapping.
Concluimos que la desigualdad ha ido aumentando progresivamente desde 1957, alcanzando su peor nivel en
la década de los 80 y mejorando moderadamente en la década de los 90. Sin embargo, los niveles de desigualdad
actuales son significativamente mayores a los experimentados en la década de los 60, sin observarse una
tendencia de mejoramiento. Además, mostramos que existe una gran persistencia en la serie de desigualdad, lo
que nos lleva a concluir que los cambios en la distribución de los ingresos no son posibles en períodos cortos.
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Universidad de Chile. Facultad de Economía y Negocios