En: Enríquez-Ominami, Marco (et. al) . Integración y Fortalecimiento Institucional en Chile: análisis comparado con Uruguay. Fundación Progresa. Santiago, Chile. 2017. pp.11-44
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Identifier
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https://repositorio.uchile.cl/handle/2250/152250
Abstract
dc.description.abstract
En la discusión constituyente que hemos estado inmersos en el último tiempo en Chile, poco o nada se ha deliberado sobre la forma de gobierno que debiéramos adoptar si vamos a cambiar la Constitución. Incluso, últimamente se ha producido tanto en las izquierdas como en las derechas una cierta idealización de la Constitución de 1925, y se ha sugerido volver a ella, como solución constitucional. Por cierto, es otra forma de evitar la discusión sobre la forma de gobierno, y abrazar sin más un régimen presidencial con fuertes rasgos autoritarios y centralistas. Y es que el presidencialismo se ha instalado en la conciencia política de los chilenos como una forma naturalizada de ejercicio del poder. Es decir, se le ve como el único régimen posible, el único que puede asegurar estabilidad política, justicia social, y progreso económico, a la vez que se le adjudica al parlamentarismo -y con él a la labor fiscalizadora del Congreso y al quehacer de los partidos- todos los males que pudiese padecer la sociedad chilena. Pues bien, para deconstruir esta naturalización del régimen presidencial, puesto que el análisis politológico poco ha podido contra ésta1, parece necesario recurrir a la mirada histórica para así develar su génesis en la década de 1920, en particular, en el proceso constituyente de 1925. Es lo que nos proponemos hacer a continuación.