La gestión transcultural : un nuevo enfoque de la gestión cultural para las nuevas relaciones político-sociales con las comunidades participativas de la diferencia

Abstract

La investigación se centra en responder la siguiente pregunta principal: ¿Es posible que el enfoque transcultural pueda generar un cambio epistémico y hermenéutico del rol de la gestión cultural, regida por la Política Nacional de Cultura 2017-2022 promovida por el Ministerio, y que enriquezca las relaciones con la diversidad cultural del país en el contexto migratorio actual? Para responder esta interrogante, se emplea una metodología transdisciplinar, abordando diversas teorías y conceptos como alteridad, fronteridad, différance, cultura, creolización, ciudadano, entre otras. Se propone pasar los enfoques ‘ n ’ q n n n , cedazo del enfoque transcultural, exponiendo sus bases conceptuales, su evolución como proyecto y sus alcances locales y globales, para poder comprender el aporte que dicho enfoque significa para la gestión cultural y su relación con los agentes de la cultura. Las principales conclusiones consisten en proponer el concepto de Gestión transcultural, que amplía las bases metodológicas, epistémicas y hermenéuticas de la gestión, enriqueciendo su misión y su rol, a la vez que sus ámbitos y formas de participación en alteridad, entendida como medio de relación con el otro en un espacio fronterizo de negociaciones culturales, en pos del surgimiento de una tercera cultura transculturada y creolizada. A su vez, se propone el concepto de transcultura, pues, se ajusta mejor al cambio contextual chileno-migrante que se presenta como una realidad desde inicios del Siglo XXI, comprendiendo que una transcultura involucra las culturas y los territorios físicos y simbólicos en permanente construcción, percibiéndolos como textos-tejidos que impulsan las redes de comunicación en la fronteridad liminal, siendo, el gestor transculural, quien debe tejer y escribir palimpsésticamente aquellos intersticios entre los ciudadanos transculturales y la institucionalidad. Se deja claro, que se requiere urgentemente un cambio de paradigma de pensamiento, en cuanto a concebir la diferencia como un valor y no como un problema. Esto debe darse desde dos frentes: el cambio de la política por el concepto actualizado de lo político; y la eliminación del sistema neoliberal, que concibe al ciudadano como un consumidor y a la cultura como un producto, privilegiando los criterios economicistas por sobre los derechos humanos.