Educación pública : un recorrido a su historia y la institucionalidad actual

Abstract

Existe acuerdo sobre la importancia y los efectos positivos de la educación en las personas y países en los que viven. En efecto, una población educada tiende a vivir más; involucrarse en actividades cívicas y participación en los procesos deliberativos, fortaleciendo la democracia; genera y/o aumenta sus habilidades, accediendo a mejores oportunidades laborales, mayores ingresos, estatus social y bienestar; promueve el desarrollo económico de las naciones (OCDE, 2013). Y en aquella educación, la de carácter público es crucial. En la mayor parte de los pa´ıses desarrollados que muestran los mejores desempeños en prueba estandarizadas de rendimiento académico, como PISA, la educación pública es la que predomina (OCDE, 2017). La experiencia de Chile enseñanza que la educación provista por el Estado, especialmente la obligatoria, fue la de mayor importancia y participación desde los inicios de la República (Ponce de León, 2018). Sin embargo aquello empezó a cambiar cuando las autoridades del régimen militar modificaron completamente el sistema escolar. Formando parte de un paquete de medidas que buscaban modernizar la estructura económica del país (Meller, 2021), en el año 1981 fueron introducidas dos reformas que redujeron drástica e intencionadamente el papel de la educación pública: la primera de ellas, mediante el DFL N° 1-3036, consistió en la descentralización de los establecimientos gestionados por el Ministerio de Educación (Mineduc), que fueron traspasados a los distintos municipios del país y a instituciones -sostenedores- educacionales privados, además varias funciones, entre ellas las de administración y finanzas; la segunda, por medio del DS N° 8144, estableció un nuevo sistema de financiamiento a la demanda tipo voucher, bajo el cual cada escuela recibe una subvención por estudiante matriculado y que asiste a ella. Ante un sistema escolar excesivamente estatal y centralizado; discriminatorio, favoreciendo a los recintos escolares públicos en desmedro de los privados; de baja calidad e ineficiente, medido en las altas tasas de deserción y repitencia; que contaba con un cuerpo docente mal remunerado; ausencia de competencia; enseñanza de acuerdo a un currículum rígido e inflexible; de baja participación por parte de la comunidad (Matte y Sancho, 1991), la reforma buscó esencialmente generar, imprimir y promover la competencia entre las escuelas de forma que el sistema escolar elevará sus estándares de calidad, (Corvalán y García-Huidobro, 2016; Paredes, 2016).