Inteligencia artificial, un reto para la sociedad actual

Abstract

La inteligencia artificial (IA) emerge como una innovación tecnológica disruptiva por su capacidad actual y potencial para ejecutar labores cognitivas que históricamente requerían inteligencia humana, como percepción visual, procesamiento del lenguaje, razonamiento lógico, reconocimiento de patrones y aprendizaje por experiencia, entre otras. El presente análisis explora el contexto general de la IA e identifica como hipótesis la posible existencia de una correlación positiva y de causalidad entre adopción de estas tecnologías y crecimiento económico. Dado lo incipiente de la IA, se concluye que aún no hay suficientes datos históricos para confirmar este vínculo, por lo que se proponen variables que permitirán confeccionar un modelo econométrico para evaluar esta interrogante desde las distintas aristas que permiten explicar el fenómeno como losson: factores habilitantes, incentivos de adopción y aspectos culturales. Ante la imposibilidad actual de obtener una respuesta estadísticamente fundamentada, y considerando las expectativas de algunos expertos sobre el profundo impacto potencial de la IA (Bostrom, 2014; Makridakis, 2017), el análisis adopta un enfoque precautorio asumiendo un escenario hipotético de no rechazo de la hipótesis. Sobre esta base se analizan los dilemas éticos y tensiones generadas por la IA, para finalmente esbozar políticas públicas éticas que equilibren la innovación tecnológica con la gestión responsable de sus impactos sociales. En consecuencia, se traza una hoja de ruta en política pública que, en primer lugar, establece un marco ético integral para el desarrollo de la IA. Sobre esta base, se recomiendan tres líneas de acción interrelacionadas para acelerar la adopción de estas tecnologías: 1) Priorización de objetivos específicos según su urgencia e importancia mediante la matriz de Eisenhower, enfocando esfuerzos y recursos limitados, 2) Búsqueda de consensos para la formulación de políticas incorporando conocimiento de la academia, la experiencia de implementadores públicos y las demandas de la sociedad civil, siguiendo el modelo de las tres caras de Torgersen (1996) y 3) Esboces de políticas regulatorias, distributivas y redistributivas, siguiendo la clasificación de las arenas de poder de Lowi (1972), que ejerzan coerción sobre comportamientos y entornos para acelerar la adopción de IA de forma ética. El interrogante que subyace es: ¿Cómo se puede lograr una integración beneficiosa y justa de la IA en la sociedad que promueva el desarrollo socioeconómico, mejore la eficiencia del sector público y respete la dignidad de las personas? Así como también, discutir la hipótesis de que una mayor adopción de IA se asocia a tasas más rápidas de crecimiento.