Abstract | dc.description.abstract | El río Mapocho siendo un accidente
geográfico, se transforma en un accidente
urbano al cruzar Santiago.
El Mapocho urbano ha dejado atrás su etapa
fundacional como recurso vital, y ha
comenzado un proceso proporcionalmente
inverso al desarrollo y crecimiento de la
ciudad.
Es decir, mientras el desarrollo de la ciudad
va en aumento, las funciones y el tratamiento
de borde del río van disminuyendo (o
simplemente no van).
Como en toda urbe en vías de desarrollo, se
privilegian los proyectos viales y el río se va
tapando poco a poco de hormigón.
Debido a crecidas pasadas, se hace inherente
la necesidad del hombre por ejercer un
mayor control sobre él. Luego de variados
intentos de contención y su posterior
canalización definitiva, el río
queda reducido a un canal, comparado a sus
dimensiones naturales.
Actualmente nos enfrentamos a un Mapocho
“controlado”(1) (o así se cree).
El río urbano pareciera molestar dentro de la
ajetreada vida capitalina. Descartando la
posibilidad de convertirlo en un oasis dentro
del estrés diario.
Viendo al río como objeto, este establece
funciones de tipo operativas, indicativas y
simbólicas.
La Función Operativa concibe al río como un
agente físico, capaz de producir fenómenos
físicos; la Función Indicativa como un
estímulo que produce la detección del
mismo; mientras que la Función Simbólica ve
al río como signo, que produce significados,
permite la evocación de sentimientos y la
vehiculación de información referencial. | es_CL |