Abstract | dc.description.abstract | Hoy por hoy, el comercio de bienes culturales constituye un mercado internacional pujante, en constante expansión y de gran importancia. El movimiento de bienes culturales se produce no solo en el sector público, cuyas instituciones ceden sus piezas para exposiciones temporales, sino también en el cada vez más activo mercado internacional del arte, que crece día a día. Es así como existe un fuerte comercio lícito de bienes culturales, el cual refleja un reconocimiento no solo por parte del público más instruido sino de la población toda de las expresiones culturales y artísticas, evidenciando una positiva valoración de estas. Sin embargo, como esta es una actividad que por la antigüedad y/o valoración de sus piezas, mueve altas cantidades de dinero, ha surgido paralelamente el tráfico ilícito internacional de bienes culturales.
La aparición de nuevos factores1 como el surgimiento de nuevos puntos de venta, la creciente demanda en los Estados ricos, la mayor facilidad de comunicación y el notable aumento en el valor de las obras de arte como consecuencia del influjo de capital al mercado, han creado un desafiante escenario con el cual enfrentarse. El tráfico ilícito de los bienes culturales genera daños irreparables tanto a los propios bienes traficados muchas veces, como al mismo patrimonio cultural de las comunidades nacionales, tribales, autóctonas u otras y al patrimonio cultural de todos los pueblos. Estos bienes que conforman el patrimonio son una gran fuente de información para la construcción del conocimiento humano y son base de identidad y desarrollo de los países y pueblos del mundo, sobre todo en el caso de aquellos países subdesarrollados o en vías de desarrollo | es_CL |