La violencia y el crimen son una de las principales amenazas a la cohesión social. Lamentablemente,
América Latina se erige como la región más violenta del planeta. En
el fenómeno de la violencia se conjugan, además, una serie de variables negativas
para el desarrollo, como son la desigualdad, la discriminación y la segregación territorial.
El desafío, entonces, es extraer el tema de la violencia del estricto ámbito de la
política policial, situarlo como prioridad de política pública, y fortalecer la capacidad
estatal. En definitiva, hacer del combate a la violencia una verdadera política integral.