Abstract | dc.description.abstract | La importancia del sector de investigación y desarrollo (I+D) como motor de crecimiento
y fuente de prosperidad económica ha sido reconocida en las dos ´ultimas décadas
en los modelos de crecimiento basados en ideas, los cuales enfatizan la relevancia del
cambio tecnológico en el proceso de desarrollo (ver, por ejemplo Romer, 1990, Rivera-
Batiz y Romer, 1991, y Aghion y Howitt, 1992). En estos modelos, la conexión entre
crecimiento e I+D es provista generalmente por una ecuación que relaciona los recursos
disponibles en este sector con el crecimiento de la productividad total de factores
(PTF).
Teóricamente, el impacto del sector de I+D sobre productividad podría producirse
por medio de distintos canales. En primer lugar, permite producir nuevos bienes y
servicios que llevan a un uso más efectivo de los recursos existentes. Segundo, permite
asimilar de una forma m´as r´apida los beneficios de avances tecnológicos originados en
otras partes del mundo a las realidades locales. Tercero, en un mundo con inversión
extranjera directa y comercio internacional de bienes y servicios, las actividades de
I+D incrementarían además la productividad de otros países por medio del aprendizaje
incorporado en las nuevas tecnologías y procesos productivos, y de la importación de
bienes y servicios con tecnología incorporada (Coe y Helpman 1995).
La relación positiva entre gasto en I+D y productividad ha sido confirmada empíricamente
desde distintas perspectivas. La literatura que estudia tasas de retorno coincide
en que las actividades de investigación y desarrollo tendrían asociadas altos beneficios,
los cuales equivaldrían a varias veces el retorno de la inversión en capital físico.1 El
sector de I+D generaría además importantes externalidades positivas, lo cual estaría
fundamentado en tasas de retorno sociales que serían sustancialmente mayores a nivel
de países que para empresas particulares. En efecto, la Comisión de Industrias de
Australia (1995) calcula que la razón entre retornos nacionales (privados más spillovers
totales) e industriales encontrada en los estudios ser´ıa cercana a 2.5 veces en promedio.
Considerando que la tasa de retorno privada a nivel de industrias en economías industrializadas
es en promedio 30% (Weiser 2001), las tasas de retornos sociales de la inversión en I+D podrían alcanzar 75%. Adicionalmente, en un mundo con comercio internacional
de bienes y servicios, inversión extranjera directa y difusión de conocimiento, las
actividades de I+D no sólo incrementarían la productividad propia, sino que además
la de los otros países. Este último hecho es considerado por Coe y Helpman (1995),
quienes incorporan explícitamente el efecto de la I+D de otros países sobre la economía
doméstica, encontrando tasas de retorno sociales a la inversión en I+D igual a 123%
para los países G7. Van-Pottelsberghe y Lichtenberg (2001) y Bitzer y Kerekes (2005)
consideran además spillovers relacionados con la difusión de conocimiento entre países
incorporados en la inversión extranjera directa, encontrando que los spillovers implican
un exceso de retorno por sobre las estimaciones que no consideran estos spillovers
cercano a 65% en los G7.
Desde un punto de vista cualitativo, múltiples autores han otorgado también al sector
de I+D un rol preponderante en el exitoso proceso de desarrollo productivo de
países como Corea del Sur, Israel y los escandinavos. Kim (1997) y Lim (1999), por
ejemplo, atribuyen un papel fundamental al desarrollo tecnológico en el espectacular
proceso de convergencia experimentado por Corea del Sur desde fines de 1960 y que
le significó saltar desde un ingreso per capita apenas superior al de Bolivia en 1970
a más de US$15.000 per-capita en el a˜no 2000, con tasas de crecimiento cercanas al
8% anual. Breznitz (2006) y Trajtenberg (2000) por su parte, describen el importante
papel del sistema de innovación en Israel en la adquisición de ventajas comparativas
en el sector de tecnologías de información. Dahlman, Routti, y Yl¨a-Anttila (2006) por
último, identifican al sector de innovación y desarrollo como clave en la transformación
de Finlandia en una de las naciones más competitivas del mundo. | CL |