Las mujeres familiares de las víctimas de la dictadura chilena se organizaron muy
tempranamente para buscar a sus seres queridos y exigir verdad y justicia. Sin embargo, los
estudios feministas las han relegado al rol de mujeres-madres que salen por primera vez de sus
casas para cumplir un rol tradicional, como es el de cuidar a sus familiares, sin otorgarles un
carácter político a sus movilizaciones. En este trabajo, planteamos poner en discusión este
análisis, proponiendo que jugaron un rol muy importante en la defensa de los derechos humanos,
así como también en la rearticulación del tejido social destruido tras el golpe de Estado. Ellas
se convirtieron en actores políticos de primera línea en el espacio público para exigir la verdad
sobre el paradero de sus seres queridos, interpelando al régimen y su legitimidad, defendiendo,
de esa forma, los derechos humanos confiscados a todos los chilenos.