Abstract | dc.description.abstract | Se ha popularizado la información sobre la evolución del PIB; también, aunque en
una escala inferior, sobre la inversión bruta de capital fijo (FBKF). Sin duda, las dos variables
son de gran relevancia para entender la evolución de la capacidad productiva (el PIB) y su
sostenibilidad en el tiempo (la inversión). Sin embargo, ambas mediciones son brutas en
cuanto incluyen la depreciación (DK) de los diferentes componentes del capital.
El bienestar sostenible de la población depende del PIB luego de restar la
depreciación; esto es, el Producto Interno Neto (PIN). La DK involucra una reducción del
valor de los activos fijos productivos, a consecuencia de su desgaste o desaparición por
diversas causas. Por tanto, de no reponerse, se reduce automáticamente el nivel potencial del
PIB. El PIN sería aquella parte del PIB que queda disponible para el pago de remuneraciones,
otros ingresos del trabajo, bienes y servicios públicos y utilidades del capital. A su vez, luego
de descontar la depreciación queda la formación neta de capital (FNKF). Esta es la variable
que se adiciona al stock de capital (SK) del año precedente y es la que se insume en la función
de producción para estimar las variaciones del PIB potencial.
Pese a esto, la información más accesible ante analistas y opinión pública son las
cifras brutas y no las netas, pudiendo dar una visión equívoca del crecimiento económico y
distorsionar expectativas. La tarea sencilla de esta nota es examinar las estimaciones de SK
y depreciación y algunas de sus complejidades; exponer algunas implicancias de las cifras y
de las metodologías más aceptadas y, luego, mostrar y analizar las cifras de producción e
inversión neta.
Este trabajo muestra que las cifras de FNKF distan significativamente de la FBKF,
que la brecha entre ambas ha sido muy variable y que, además, ha aumentado en años
recientes. En efecto, la DK como proporción del PIB ha fluctuado entre 8% y 13%,
alcanzando su mayor valor en los años recientes. La DK se ha elevado con los cambios
tecnológicos y la globalización, pues la vida útil de los activos productivos se ha ido
reduciendo y la obsolescencia se ha incrementado. Con todo, actualmente la inversión neta
es apenas la mitad de lo que exhibe la información disponible de inversión bruta. Este hecho
es relevante en cuanto contribuye a entender la contradicción que implica una alta tasa de
inversión bruta y un bajo crecimiento del PIB en el último octenio.
Finalmente, lo “disponible para distribuir” también presenta diferencias relevantes,
ya que mientras en 1989 el PIN representó un 91% del PIB, en el año 2015 alcanzó un 87%.
Ello implicó en 2015 que, por concepto del desgaste del capital, 15,8 billones de pesos no
fueron utilizables en el pago a los factores productivos, sino más bien en la reposición de la
merma de los activos fijos productivos. | es_ES |