Dos criterios para la presencia de estados mentales: Descartes y Turing
Author
dc.contributor.author
González Fernández, Rodrigo
Admission date
dc.date.accessioned
2017-04-13T20:17:58Z
Available date
dc.date.available
2017-04-13T20:17:58Z
Publication date
dc.date.issued
2016
Cita de ítem
dc.identifier.citation
Cinta moebio 56: 159-171 (2016)
es_ES
Identifier
dc.identifier.other
10.4067/S0717-554X2016000200004
Identifier
dc.identifier.uri
https://repositorio.uchile.cl/handle/2250/143593
Abstract
dc.description.abstract
This article examines two criteria for the existence of mental states, namely, Descartes and Turing’s. While the former holds that machines can’t think in principle, the latter is an advocate of machine intelligence. Despite this, both views seem to be similar in relation to how mental states are judged to exist. Even though this is expected from Descartes’ rationalism, it seems surprising in Turing’s functionalism. Indeed, no interpreter of the Imitation Game acknowledges that the interrogators can’t be replaced and, further, that such interrogators apply an internist criterion to judge whether they are in presence of a mind or a machine. This issue, which involves an internist approach to the mind, makes the Turing Test difficult for a machine. For this reason, I conclude that Turing’s test is not only unable to replace the question: can a machine think? In addition, it dramatically shifts the focus of the debate onto the philosophy of mind.
es_ES
Abstract
dc.description.abstract
En este artículo examino dos criterios para la existencia de estados mentales, el de Descartes y el de Turing. Mientras que el primero plantea que las máquinas no pueden pensar en principio, el segundo defiende la inteligencia de máquina. Pese a esto, ambos parecen coincidir en que la decisión sobre la presencia de estados mentales es tomada por alguien que juzga internamente la misma. Si bien ello es esperable del racionalismo cartesiano, en el funcionalismo de Turing es sorprendente. En efecto, ningún comentarista de su Juego de la Imitación repara en el hecho de que los interrogadores son una instancia que no parece reemplazable y, además, que dichos interrogadores aplican un criterio internalista para decidir si están frente a una mente o un computador. Tal aproximación internalista a la mente, argumento, representa una dificultad para que una máquina pase el Test de Turing. Por este motivo concluyo que dicho test no solo no reemplaza la pregunta ¿pueden pensar las máquinas?; adicionalmente traslada de modo dramático el foco del debate a la filosofía de la mente.