El objetivo de este trabajo es poder encontrar el grado de efectividad que tiene el ilusionismo como elemento desestabilizador en el espectador, para ver entonces de qué manera se pueden integrar al campo del teatro estos efectos que consiguen transformar la realidad mediante una apariencia. Mi intención es hallar una vía a través de la cual el teatro pueda generar un espacio de realidad paralela que pretenda simular una proximidad con el espectador. Para tal efecto, creo que el incorporar procedimientos o estrategias que consigan desestimar o desarticular la idea que tiene el observador de “realidad” permitirá el ingreso de otra “forma” de mejor manera, ya que instalará una suerte de ambigüedad que dará lugar a la credibilidad de lo que trasciende como nuevo lenguaje por el sólo hecho de ser más efectivo a nivel visual, debido a que sus dinámicas envolverán a tal punto que suspenderán la noción de tiempo. El simulacro consigue poner en alerta y validar al accidente como una herramienta para otras cosas, el simulacro vuelve lo impensado posible. Esta lógica que mucho se vincula al ilusionismo, es una manera de elaborar imágenes que apunten a afectar el intelecto mediante una apariencia y así construir una nueva realidad. Todo esto llevará al espectador de teatro a encontrarse en el “sentido del sin sentido”.