El siguiente escrito aborda la Cerámica desde su premisa objetual y su relación fenomenológica y etológica con los individuos que la experimentan. En su primera parte, esta Memoria analiza críticamente el ámbito utilitario y decorativo de la Cerámica, desde el cual, historiográficamente, el objeto cerámico ha devenido en mercancía sin espesor de criticidad o especificidad reflexiva propia. En su segunda parte, a partir del estudio acucioso de referencias artísticas y teóricas en vigencia, y del análisis de mis propios trabajos cerámicos y su correlación biográfica, se plantea y argumenta – contrario al pre–juicio de un arte menor– la Cerámica el lugar de pensamiento del territorio y de los modos en que los individuos construyen y habitan sus espacios de cotidianidad e intimidad, pues, en su praxis se encuentra la capacidad de constituir el soporte material y la dimensión lingüística del mundo que las personas conforman con su propia presencia.