Abstract
Antonia (52), originaria de un lejano pueblo nortino, nos
comparte sus recuerdos cargados de alegrías pero también
de dolor. Durante su infancia y adolescencia vivió la
hermosa y ardua vida pesquera que, a pesar de sus
dificultades, le traía enorme felicidad y apego por su
espacio. Al alcanzar su temprana adultez, el cáncer de la
industria minera llegó a invadir su hogar, contaminando la
zona y forzando a su familia a abandonar el pueblo.
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Memoria para optar al título de Realizadores de Cine