Abstract
La pregunta de si los animales no humanos pueden tener derechos parece estar dejando
de ser objeto de mera especulación filosófica, o tal vez de preocupación hipster, para
convertirse en un tema de interés crecientemente amplio1
. Esto se muestra en la
expectativa que muchas organizaciones “animalistas” tienen puesta en el inminente
proceso constituyente como una oportunidad para transformar el estatus jurídico que hoy
exhibe todo animal que no tiene el privilegio de pertenecer a la especie del homo sapiens.