Habitando en ruralidad : la caminata como resistencia en el territorio

Abstract

Caminar hoy en día en localidades rurales, las cuales crecen mediante la aplicación de elementos urbanos, genera un conflicto para el territorio intervenido. Existe un enfrentamiento de dos realidades en su entorno: por un lado, las prácticas históricas de los habitantes, y por otro extremo, la introducción de elementos urbanos de desarrollo. Las personas que viven en ellas, paralelo a sus propias formas de vida, se han desarrollado obligadamente bajo un crecimiento territorial estandarizado, sin ser parte de la toma de decisiones ante la intervención de su contexto inmediato. Según Tapia (2007) los aspectos normativos son los instrumentos con los cuales los operadores directos intervienen en el ámbito rural. Por lo general el habitante, sujeto central hacia el cual se orientan las políticas sociales, es más bien un actor pasivo y desinformado de tales cuerpos normativos. En este sentido, los habitantes de las localidades rurales continúan su vida guiados por prácticas históricas, pero dentro de un entorno que crece normativamente por el Estado y fuera de la toma de decisiones desde una forma colaborativa. Una de las formas históricas y dentro de las más importantes en el sector rural, para la práctica de la movilidad, es la caminata. Esta se realiza de manera cotidiana, por una acción propia del ser humano y debido a múltiples factores que se han mantenido en el tiempo, principalmente dado por aspectos geográficos y socioeconómicos. La topografía particular de las rutas, la cercanía entre programas locales, la ausencia de modos de transporte público o el costoso acceso al transporte privado, propician el uso de la caminata como la principal forma de conectividad local, tanto para generar conexiones laborales y de servicios como para actividades de ocio o situaciones introspectivas. A nivel nacional, los territorios rurales son zonas que generalmente no cuentan con planes reguladores que puntualicen en aspectos de conectividad local, o estos se encuentran recientemente operando o en conformación, dejando condicionado el territorio a cuerpos normativos rígidos, como lo es la Ley General de Urbanismo y Construcción y su respectiva Ordenanza, junto a los Planes Reguladores Intercomunales, entre otros. Ante esto, se reconocen dos actores operando en el territorio rural y en su relación con la conectividad local: por un lado, el Estado a través de sus marcos normativos, reglamentado y peatonalizando con aspectos urbanos las zonas rurales, y por otro, los habitantes de estos sectores, quienes han vivido históricamente amparados bajo la memoria de sus propias prácticas. Se plantea en el presente estudio, que la caminata es una forma de movilidad mediante la cual los habitantes históricos enfrentan al desarrollo urbano, generando resistencia para la memoria espacial y para el patrimonio cultural de su territorio. A través de la técnica de la caminografía y la entrevista en movimiento, con actores claves, se busca dar a conocer los elementos de la caminata rural que visibilizan la resistencia de la memoria espacial del habitante y la creación del patrimonio 6 cultural en el contexto rural, ante la inserción de elementos urbanos. Con este propósito, se analizó el estudio de caso de la localidad rural de San Marcos, en la Comuna de Combarbalá, en la cuarta región de Chile, zona de gran valor histórico para la comuna y la región, la cual se encuentra en un proceso de crecimiento y peatonalización. Los resultados esperados, buscan poner en valor la caminata rural como una actividad capaz de enfrentarse al desarrollo urbano, fortaleciendo el territorio rural como un espacio resiliente que posee propias formas de organización y crecimiento ante el ingreso forzado de nuevos elementos, que no necesariamente representan al territorio intervenido. Igualmente contribuir al conocimiento en la multiplicidad de prácticas existentes en estas zonas rurales.

Walking today in rural towns, which grow through the application of urban elements, generates a conflict for the intervened territory. There is a confrontation of two realities in its environment: on the one hand, the historical practices of the inhabitants, and on the other hand, the introduction of urban development elements. The people who live in them, parallel to their own ways of life, have necessarily developed under a standardized territorial growth, without being part of the decision-making before the intervention of their immediate context. According to Tapia (2007), regulatory aspects are the instruments with which direct operators intervene in rural areas. In general, the inhabitant, the central subject towards whom social policies are oriented, is rather a passive and uninformed actor of such normative bodies. In this sense, the inhabitants of rural localities continue their lives guided by historical practices, but within an environment that grows normatively by the State and outside of collaborative decision-making. One of the historical forms and one of the most important in the rural sector, for the practice of mobility, is the walk. This is done on a daily basis, by an action of the human being and due to multiple factors that have been maintained over time, mainly due to geographical and socioeconomic aspects. The particular topography of the routes, the proximity between local programs, the absence of public transport modes or the expensive access to private transport, favor the use of walking as the main form of local connectivity, both to generate labor and service connections. as for leisure activities or introspective situations. At the national level, rural territories are areas that generally do not have regulatory plans that specify aspects of local connectivity, or these are recently operating or being formed, leaving the territory conditioned by rigid regulatory bodies, such as the General Law of Urbanism and Construction and its respective Ordinance, together with the Intercommunal Regulatory Plans, among others. Given this, two actors operating in the rural territory and in their relationship with local connectivity are recognized: on the one hand, the State through its regulatory frameworks, regulating and pedestrianizing rural areas with urban aspects, and on the other, the inhabitants of these sectors, who have lived historically sheltered under the memory of their own practices. It is proposed in the present study that the walk is a form of mobility through which the historical inhabitants face urban development, generating resistance for spatial memory and for the cultural heritage of their territory. Through the technique of the pathography and the interview in movement, with key actors, it seeks to publicize the elements of the rural walk that make visible the resistance of the spatial memory of the inhabitant and the creation of cultural heritage in the rural context, before the insertion of urban elements. For this purpose, the case study of the rural town of San Marcos, in the Commune of Combarbalá, in the fourth region of Chile, an area of 8 great historical value for the commune and the region, which is in a process of of growth and pedestrianization. The expected results seek to value the rural walk as an activity capable of facing urban development, strengthening the rural territory as a resilient space that has its own forms of organization and growth in the face of the forced entry of new elements, which do not necessarily represent the intervened territory. Likewise, contribute to knowledge in the multiplicity of existing practices in these rural areas.