Educación primaria en Chile: Peruanos bajo la discriminación en el aula

Abstract

La mayoría de los inmigrantes peruanos que llegan al país lo hacen por razones laborales. La situación económica de Perú es, en muchos niveles, más precaria que en Chile y los trabajos en diversos sectores de la producción escasean o son peor remunerados. Además, existe la percepción –a veces distorsionada por tema externos como la presencia de inversionistas chilenos en Perú- de que en Chile tendrán mejores condiciones de trabajo, cosa que se cumple, pero a medias en derechos. Ante esta situación nos encontramos con migrantes económicos, que son definidos para la Organización Internacional para las Migraciones como “personas que habiendo dejado su lugar de residencia o domicilio habitual busca mejorar su calidad de vida, en un país distinto al de origen (…). Asimismo se aplica a las personas que se establecen fuera de su país de origen por la duración de un trabajo de temporada (cosechas agrícolas) llamados “trabajadores de temporada” o temporeros”. La inmigración de los trabajadores peruanos hacia Santiago muchas veces también implica que deban viajar con sus hijos, quienes también necesitan integrarse a una sociedad desconocida para ellos. La adaptación a una nueva cultura, es un proceso lento y no menos complejo, sobre todo para aquellos menores de edad que deben acompañar a sus padres que buscan un futuro mejor. Este reportaje abordará casos y testimonios de niños peruanos que cursan su educación básica en establecimientos de Santiago, y un caso en la ciudad de Punta Arenas que servirá para comparar realidades. ¿Por qué niños de educación primaria? Porque es en esta etapa donde los menores comienzan a construir su identidad y son más permeables a los estímulos cognitivos y emocionales. La educación primaria les permite socializar fuera del espacio protegido del hogar, adaptándose a nuevos reglamentos y formas de adquirir conocimiento. Es aquí cuando comienzan a configurar su identidad y a enfrentarse al “otro”, en especial a un “otro” cuya cultura es la dominante. Es ahí cuando pueden surgir casos de discriminación de sus pares o de quienes los educan. La discriminación ya sea física o sicológica, afecta en el crecimiento de los pequeños, y aunque todos conocen esta penosa realidad, está se oculta en programas o políticas públicas que promueven organizaciones o el mismo Estado, conformándose con las voces oficiales. Lamentablemente, este panorama es habitual en los colegios de la capital, donde niños descendientes de otros países son integrados a la educación chilena. Hoy no existen políticas ni leyes claras frente a los inmigrantes en Chile, sólo hay una ley de 1974 que no regulariza ni define derechos y deberes de los extranjeros que se vienen al país. Tampoco existen normativas que sanciones actitudes o acciones de discriminación y mucho menos en los establecimientos educacionales. A pesar de que hubo un Consejo Asesor para la Educación, luego de la “revolución pingüina” en mayo de 2006, ésta nunca planteó el tema de la discriminación, ni siquiera para evaluar la calidad educativa. Éste es un problema que es necesario plantear y no seguir ocultándolo, pues si Chile tiene un compromiso con los Derechos Humanos, el ejemplo tiene que empezar por casa. Es necesario mostrar esta realidad y dar cuenta de las necesidades de los niños inmigrantes peruanos y cómo funcionan las políticas públicas estatales.